Friday, May 30, 2025

 GENOCIDIO

Por: Javier Fernando Miranda Prieto 

En la actualidad el mundo repudia la imagen y accionar de Benjamín Netanyahu, el tirano israelí
y perpetrador del genocidio contra los palestinos de la Franja de Gaza y Cisjordania.
Buscado por la C.P.I. por crímenes de lesa humanidad y genocidio.

Una vez más, la discusión pública sobre el genocidio en Gaza se centra en la manida cuestión del “alto el fuego”. Esos son los términos en los que se define un proceso mucho más miserable y cruel: el cálculo permanente que el Estado de Israel realiza buscando hacer balance entre su pulsión genocida y su imagen internacional.

Porque Israel quiere completar el exterminio de los palestinos, pero los tiempos no les son particularmente favorables. El gobierno criminal de Benjamín Netanyahu no está logrando sus objetivos militares de fondo. A estas alturas, año y medio después de que el gobierno sionista entrase de lleno en su fase genocida, Tel Aviv esperaba haber “avanzado” mucho más. Israel pensaba que a estas alturas, los palestinos ya estarían fuera de Gaza y la franja estaría en proceso de colonización.

Organismos internacionales acusan a Israel de cometer un 
genocidio contra el pueblo palestino. Matanzas, detenciones,
secuestros, lesiones y torturas contra hombres, mujeres
y niños palestinos.

Pero no es así. La despiadada bestialidad que los sionistas han desplegado en la Franja de Gaza ha dejado decenas de miles de inocentes masacrados por unas fuerzas armadas abiertamente genocidas. Pero la resistencia armada palestina en la Franja sigue siendo capaz de reponer sus bajas y, aunque ahora Israel busca concentrar a los gazatíes en el sur usando el hambre como arma de guerra, la ayuda humanitaria como “cebo” y los bombardeos de norte a sur como herramienta para sembrar el pánico, todavía está lejos de completar su “obra”.

El tiempo se le echa encima a Netanyahu. La pretendida limpieza étnica está yendo demasiado despacio, fruto de la heroica resistencia de los palestinos y de la negativa de los Estados de la región -a veces por solidaridad, a veces por intereses propios- a acoger a dos millones de refugiados. Y la imagen internacional de Israel se deteriora rápidamente.

               “A estas alturas, año y medio después que el

              gobierno sionista entrase en su fase genocida,

              se esperaba que los palestinos estarían fuera

       de su territorio y la Franja en proceso de colonización”

Los gobiernos europeos, consientes desde el primer momento de las infames intenciones de Israel y del carácter genocida de su ofensiva en Gaza, temen hoy que la opinión pública de sus respectivos países se les eche encima si no le sueltan la mano al monstruo sionista. Primero lo negaron, después lo justificaron, después lo criticaron tímidamente y ahora empiezan a desmarcarse de Netanyahu.   


Por eso hoy se vuelve a hablar de un alto al genocidio: Israel lo necesita y Trump quiere anotarse el tanto. Pero la experiencia de enero no puede ser olvidada. Hace menos de cinco meses, Israel celebró el “alto el fuego” facilitado por un Donald Trump que todavía no había asumido el cargo. A los dos meses, cuando Israel hubo logrado algunas victorias locales con la liberación de rehenes, lo rompió unilateralmente. Hamas cumplió las fases del acuerdo, pero Israel cambio de postura, y reanudó el genocidio cuando le fue conveniente.

         “La limpieza étnica está yendo demasiado despacio,

             por la resistencia de los palestinos y la negativa

        de los gobiernos de la región a acoger a dos millones

                                     de refugiados. 

Hoy el concepto “alto el fuego” vuelve a copar portadas. Pero ¿de qué se habla? El ofrecimiento de Steve Witkoff, enviado especial de los Estados Unidos, busca satisfacer las necesidades propagandísticas de Netanyahu. Una “tregua” de 60 días que además, permite la presencia militar de Israel en la Franja de Gaza, significaría tan solo un “alto al genocidio” que facilitaría a Tel Aviv reanudar, cuando lo considere oportuno, tanto el exterminio como la ocupación del territorio.

Si Hamas rechaza el acuerdo -lo contrario sería difícilmente comprensible-, la narrativa será fácil de asentar: los benevolentes israelíes desean un “alto el fuego”, pero los terroristas de Hamas se niegan. Es mentira y, de hecho, es una mentira repugnante. Israel declara abiertamente que desea consumar una limpieza étnica y actúa para logarlo. Por lo tanto Europa y el mundo deberían defender un tipo muy claro de un “alto al fuego”: retirada sin matices de las tropas israelíes de la Franja de Gaza y alto al genocidio indefinido con garantías claras. Todo lo demás es papel mojado…y ensangrentado.

Una lección puede extraerse. Si Israel tiene ahora prisa por un “alto el fuego” es porque su posición internacional se ha visto gravemente dañada. La visita de Trump a Medio Oriente, el tímido giro del gobierno alemán o las iniciativas de gobiernos como el español, aunque se tratan de gestos enormemente tibios, ya inquietan a Tel Aviv. Ayer sabíamos con claridad que la única postura legítima del mundo era romper todo lazo con el Estado genocida de Israel y presionar en todas las instancias posibles para obligarle a detener la limpieza étnica y retirar sus tropas de Gaza. Hoy sabemos que sería efectivo. Mantener una posición firme contra el criminal Netanyahu y terminar definitivamente con lo que ha venido perpetrando en Gaza, un auténtico genocidio.

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