Tuesday, August 19, 2025

 

EL SAHEL: UNA NUEVA ALIANZA NACE EN EL DESIERTO

Por: Javier Fernando Miranda Prieto

La Alianza de los Estados del Sahel AES, formado por los gobiernos de Níger, Mali y Burkina Faso, 
ha trastocado las dinámicas regionales y la geopolítica africana.

En los últimos años, la región africana del sahel ha protagonizado una de las trasformaciones geopolíticas más audaces del siglo XXI. Bajo el liderazgo de las juntas militares de Mali, Burkina Faso y Níger, lo que comenzó como una alianza defensiva -la Alianza de los Estados del Sahel AES- evolucionó hacia un proyecto integral de soberanía económica, independencia financiera y reconfiguración estratégica. Ahora, con la creación de la Corporación del Sahel, como brazo ejecutor de este proyecto, no solo marca un punto de inflexión para estos tres países, sino que ofrece un innovador modelo inspirador para el concierto de las naciones africanas, atrapadas muchas de ellas, en la dependencia del dólar y la explotación asimétrica de sus recursos naturales.

Este nuevo modelo de desarrollo se asienta en tres pilares: El desarrollo económico con identidad regional, que prioriza la autosuficiencia y la integración. La soberanía financiera, que supone la ruptura con el nefasto franco CFA y la creación de una moneda propia respaldada por recursos estratégicos y el reacomodo geopolítico, donde nuevos socios como China, Rusia, Irán y Turquía remplazan a las antiguas potencias coloniales.

La decisión de abandonar en el año 2004, la añeja e inservible Comunidad Económica de Estados de África Occidental CEDEAO, simbolizó el rechazo al antiguo orden colonial. Las juntas militares de estas tres naciones, lejos de ser meros gobiernos provisionales, se consolidaron como agentes del descontento popular, asumiendo una agenda soberanista que combinaba panafricanismo y pragmatismo económico. Cada medida que impulsaron -desde la expulsión de tropas francesas hasta la nacionalización de minas- sirvieron para reforzar su legitimidad interna y su peso internacional.

               “Las tres juntas militares se consolidaron

                  como agentes del descontento popular,

                   asumiendo una agenda soberanista”

DESARROLLO ECONÓMICO Y RECURSOS NATURALES

Recordemos que durante décadas, el sahel fue un apetecible botín para las corporaciones extranjeras, en especial norteamericanas y europeas: oro, uranio y petróleo se exploraron, extrajeron y dilapidaron sin ningún beneficio para las poblaciones locales. La recién creada Corporación del Sahel, está revirtiendo esta perversa lógica mediante una política de nacionalización de recursos, donde el Estado recupera el control estratégico de sectores clave.

El caso de la empresa canadiense Barrick Gold Corporation, el segundo mayor productor de oro en el mundo que opera en Mali, es emblemático. En 2025, tras una disputa legal, el Estado maliense asumió la administración de la mina Loulo Gounkoto -una de las más ricas de África- al amparo del nuevo código de minería de Mali del 2023, que permite al Estado adquirir hasta una participación del 35% en nuevos proyectos, un aumento significativos respecto a otras legislaciones.

Si la AES logra consolidar su nueva moneda y expandirse 
a Chad y Guinea, su influencia podría redibujar el mapa
africano.

A pesar de las presiones, se confiscaron cargamentos de oro y bloquearon las exportaciones de la mina, la empresa canadiense no abandonó el país: el alza del 70% en el precio del oro hizo insostenible su retirada. 

Este episodio demuestra que, cuando los Estados priorizan sus intereses, las multinacionales mineras no tienen más opción que negociar. Una lección crucial para otras naciones africanas, en donde empresas como Chevron o Glencore operan con márgenes de ganancia abusivos.

La agricultura, que emplea al 80% de la población del sahel, es otro eje central de este nuevo modelo de desarrollo. Mali planea aumentar su producción de cereales en este año 2025, mientras Burkina Faso invierte 170 millones de dólares en insumos para alcanzar la autosuficiencia. La creación de la nueva Alianza de Productores de Semilla del Sahel APSA-Sahel, reduce la dependencia de variedades extranjeras, un modelo replicable en varios países de la región como Ghana y Nigeria, donde el agronegocio está dominado por transgénicos patentizados.

             “La expulsión de Francia, abrió la existencia

               de alianzas inéditas con Rusia, China, Irán

         y Turquía, en mejores términos que con occidente”

En infraestructura, los proyectos solares y ferroviarios -como la conexión Bamako-Uagadugú-Niamey- buscan superar el aislamiento heredado del colonialismo francés. Burkina Faso incluso explora la construcción de una planta nuclear con apoyo ruso, un salto tecnológico impensable bajo la órbita francesa.

SOBERANIA FINANCIERA

Un pilar central del proyecto soberanista de la nueva Alianza de los Estados del Sahel AES es su ambición de liberarse del nefasto franco CFA, una moneda que muchos en la región consideran un símbolo de subyugación económica.

Entre los puntos clave de discordia se encuentran la paridad fija con el euro, la centralización del 50% de las reservas de divisas en el Tesoro francés y la falta de una política monetaria independiente. Los defensores de una nueva moneda argumentan que este sistema actual frena el desarrollo de la industrialización y perpetua un estado de neocolonialismo.

Esta nueva moneda sugiere un sistema monetario de dos niveles: una moneda nacional de cada país y una moneda regional respaldada por una canasta de productos básicos estratégicos. El modelo: Moneda-Recursos, es del estilo de la canasta de monedas de los BRICS, con un respaldo tangible: oro (Mali es el tercer productor de África), uranio (Níger posee el 5% de las reservas mundiales), petróleo y gas (ingentes yacimientos y reservas en Burkina Faso).

Este modelo desafía el dominio del dólar y el euro, mostrando que una moneda común no requiere someterse a potencias externas. Un Banco Confederal para la Inversión y el Desarrollo BCID-AES, que financiará proyectos sin condiciones, como el FMI. Para el resto de naciones africanas, donde el uso del yuan (la moneda china) se discute tímidamente, el sahel prueba que la clave está en respaldar la divisa propia con recursos reales (oro, petróleo, cobre, litio).

REACOMODO GEOPOLÍTICO

La expulsión de las bases militares de Francia en el año 2023, abrió espacio a la existencia de alianzas inéditas, con Rusia: brindando seguridad militar con la milicia del África Corps; con China: proyectos de infraestructura sin las condiciones y clausulas leoninas de occidente; con Irán y Turquía: ofreciendo nuevos mercados, tecnología drones y soft power islámico.

             “Si la AE del Sahel logra consolidar su moneda

                y expandirse a Chad y Guinea, su influencia

                        podría redibujar el mapa africano”

Estos nuevos socios están ofreciendo cooperación sin colonialismo, un contraste con la deuda estranguladora del Banco Mundial, el FMI o los TLC asimétricos con la Unión Europea. Para África, el mensaje es claro: la multipolaridad existe, y puede negociarse desde una posición de fuerza. Este nuevo modelo de integración del sahel nos enseña que la soberanía no es un slogan, sino una cadena de decisiones audaces (recuperar el control de nuestros recursos naturales, crear instrumentos financieros independientes y diversificar alianzas).

Si la Alianza de los Estados del Sahel AES, logra consolidar su moneda y expandirse a países como Chad y Guinea, su influencia podría redibujar el mapa africano. Para el resto de las naciones africanas -presas del extractivismo y la inflación- el sahel es un espejo incómodo pero esperanzador. Hoy una nueva alianza nace en el desierto.

Tuesday, August 12, 2025

 

¿EL MUNDO VA HACIA UNA CONFRONTACIÓN?

Por: Javier Fernando Miranda Prieto

La subida de aranceles impuesta por Trump al mundo, ha sido realmente una arma geopolítica, que evidencia
la decadencia de su poder económico. Lo que podría escalar hacia una confrontación bélica.

Lo que comenzó como una guerra comercial impulsada por el díscolo presidente Donald Trump ha evolucionado hacia un conflicto estructural que va mucho más allá de los simples aranceles. En el fondo, lo que está en juego es el orden mundial, vale decir, la hegemonía norteamericana, el control de los recursos naturales y la disputa por el liderazgo tecnológico y militar. Detrás de las tarifas, sanciones y acuerdos rotos, se esconde una tensión global que, de no manejarse con responsabilidad, podría escalar hacia una confrontación bélica convencional, e incluso nuclear.

Las tarifas impuestas por Trump a productos de China, la Unión Europea, la India, Brasil, Canadá, México y otros países han sido justificadas como presunta protección de la industria local. Sin embargo, su efecto real ha sido el de una arma geopolítica. El verdadero propósito es desacelerar el ascenso de potencias rivales y reforzar la influencia estadounidense en sectores clave como tecnología, energía y seguridad.

A través de estos aranceles, EE.UU busca condicionar el desarrollo tecnológico de China y de otros países, limitar la dependencia de minerales estratégicos provenientes de países en desarrollo y recuperar el control de cadenas de suministros estratégicos.

              “Los aranceles impuestos por Trump al mundo

                  han sido una verdadera arma geopolítica”

El conflicto actual se parece cada vez más a la versión moderna del “Gran Juego”. Esta vez no es por colonias, sino por litio, tierras raras, cereales, agua. Países como China aseguran posiciones en África y América Latina, mientras EE.UU y sus aliados reconfiguran alianzas para proteger sus intereses.

El dominio de estos recursos no solo garantiza riquezas, sino poder: el que controle el litio controlará las baterías; el que domine los chips controlará los ejércitos y las telecomunicaciones; el que asegure alimentos y agua controlará poblaciones enteras.

Desde la Segunda Guerra Mundial, EE.UU ha sido el centro de gravedad del sistema global. Hoy, esa posición está siendo cuestionada. El avance tecnológico de China, el acercamiento entre Rusia e Irán, la consolidación bloques alternativos como los BRICS+ y la crisis interna de las democracias occidentales han debilitado la posición dominante de Washington, encontrándose en una posición cada vez más decadente.

            “Las tensiones en el Mar de China Meridional,

             Ucrania, Asia Sur Central y África son zonas

           calientes que podrían desatar choques militares”

El recurso de los aranceles, es en este sentido, un intento de frenar esa decadencia. Pero también alimenta resentimientos, impulsa represalias y acelera la fragmentación del orden mundial. Muchos países empiezan a tomar distancia de los EE.UU y vuelcan su mirada hacia los BRICS+.

La preocupación no es exagerada: la historia ofrece precedentes donde tensiones económicas desembocaron en conflictos militares. La Gran Depresión de los años treinta en los Estados Unidos, impulsada en parte por medidas proteccionistas como la subida de aranceles, fue antesala de la Segunda Guerra Mundial.

Hoy las tensiones en el Mar de China Meridional, en Ucrania, en Medio Oriente (hegemonía de Israel), en Asia Sur Central (India, Paquistán, Afganistán), en el sahel y el centro de África (milicias yihadistas), son zonas calientes que podrían desatar choques militares. Una cadena de errores de cálculo, provocaciones y sumada a liderazgos agresivos podrían desembocar en un conflicto global. Las doctrinas de uso limitado de armas nucleares ya existen y el umbral de lo impensable podría reducirse.

                “Los aranceles de Trump son solo la superficie

                 de un conflicto más profundo y muy peligroso”

Sin embargo, la clave está en restablecer canales de dialogo, reconstruir instituciones multilaterales eficaces y reequilibrar las relaciones económicas para que sean sostenibles y justas.

El mundo se encuentra ante una escisión histórica: o avanza hacia una cooperación multipolar ordenada, o se adentra en una nueva era de confrontación caótica. Los aranceles de Trump son solo la superficie de un conflicto más profundo y muy peligroso.

La sensación de que “algo grande está por romperse” no es mera paranoia. El mundo está en una fase de transición peligrosa. Si no se actúa con visión y responsabilidad, los conflictos económicos, comerciales, territoriales podrían escalar hacia un choque bélico convencional, o incluso nuclear. La historia aún está por escribirse, pero los síntomas del presente son inequívocos: estamos jugando con fuego, ante los aranceles de Trump y la hegemonía global, el mundo podría estar yendo hacia una confrontación.   

Wednesday, July 30, 2025

GAZA: MURIENDO DE HAMBRE

Por: Javier Fernando Miranda Prieto

Las bombas y el hambre están matando a los palestinos de Gaza. Los israelíes sionistas con esta destrucción genocida,
son peores criminales que los nazis. Están matando agente que busca comida, que van a recoger
sacos de harina para sobrevivir.

Nunca pensé que las víctimas del nazismo iban a ser peores criminales que los nazis. Y lo digo con absoluta firmeza. Los israelíes que están perpetrando el genocidio contra los palestinos de Gaza son definitivamente peores criminales que los nazis. Porque los asesinos del nazismo escondían sus atrocidades. Sus campos de concentración no eran lugares de visita. Ocultaban las perversidades que realizaban contra los prisioneros judíos detrás de las moles de cemento y alambres que rodeaban y ocultaban sus lugares de exterminio, donde mataban, torturaban y hambreaban. Mientras que hoy, los Israelíes sionistas están ejecutando estos mismos crímenes a campo abierto, con miles de celulares a la vista como testigos. Los asesinatos y bombardeos que ejecutan contra los gazatíes nos llegan en tiempo real.

Hasta ahora, han asesinado en Gaza a 240 periodistas, son 65 mil palestinos muertos, 30 mil de ellos niños y adolescentes, y ahora están matando de hambre. Matan a la gente que va a comer, que van a recoger sacos de harina. Han asesinado a más de 1,120 gazatíes en el recojo de comida y en las últimas semanas han muerto de hambre 500 personas. Ahora los palestinos están muriendo de hambre a manos de estos criminales neonazis.

La hambruna planificada por el Estado de Israel tiene un objetivo central: acelerar el genocidio y la limpieza étnica en la Franja de Gaza. El monstruo sionista quiere eliminar a los palestinos y ocupar a perpetuidad, junto a su aliado norteamericano, la tierra arrasada en la que se ha convertido el suelo gazatí.

Da igual cuánto y cómo quieran suavizarlo los patéticos propagandistas de la bestia sionista en Europa y América. Ni siguiera los ministros israelíes lo niegan….hacía mucho tiempo que hablaban a viva voz de exterminio, colonización y hambre. Los gazatíes lo llevan denunciando desde octubre de 2023 y, en realidad, desde mucho antes.

               “Nunca pensé que las víctimas del nazismo

                iban a ser peores criminales que los nazis.

            Los sionistas israelíes son peores que los nazis”

Los periodistas y las organizaciones humanitarias también. Casi dos años después, ya no hay nadie que no sepa lo que ocurre en Gaza. Solo hay infames sicarios mediáticos justificando el genocidio. Miserables medios de prensa a sueldo que respaldan los asesinatos de inocentes palestinos a manos de los genocidas israelíes.

La agencia francesa AFP publicó el 21 de junio un comunicado escalofriante: 2Sin una intervención inmediata, los últimos periodistas en Gaza morirán”. AFP reconoce que, por supuesto, muchos trabajadores han muerto tras décadas cubriendo todo tipo de conflictos armados, pero que nunca vieron a periodistas morir de hambre sobre el terreno, Eso solo está pasando en Gaza. Israel está matando de hambre a los gazatíes y a los periodistas que cubren el genocidio desde la Franja de Gaza.

Ante esta dramática situación, los líderes europeos como el Presidente Emmanuel Macron de Francia, impulsa una deleznable estrategia con Israel. Condena, bajo cálculos electorales, algunos “excesos”, pero no cuestiona el fondo del tema. Incluso si se dignase a presionar a la bestia sionista para proteger a los periodistas de la prensa gala, no plantearían en ningún caso medidas reales para evitar que los gazatíes desaparezcan. Les dan igual…o lo que es peor, los instrumentalizan.

                           “Solo la acción contundente,

                  coordinada e inmediata de la comunidad

                  internacional puede ejercer presión real

                           contra la bestia de Tel Aviv”

Israel, igual que los nazis en su tiempo, está creando campos de concentración en el mismo territorio de Gaza y silenciando, cuando no directamente asesinando, a los periodistas que denuncian su bestialidad. La hambruna planificada, diseñada como castigo colectivo contra los palestinos, es apenas una de las muchas pruebas que evidencian que Israel está cometiendo un genocidio en la Franja. Nuevamente, es conveniente recordar que estas estrategias son directamente reconocidas por el gobierno de Israel y que no pocos sectores anti Netanyahu exigen una mayor dureza.

                 “No se trata solo de asesinar por inanición

                a los palestinos, sino sumirlos en la angustia,

               ansiedad y terror. Siguiendo la misma perversa

                         e insana conducta de los nazis”

Israel no solo impulsa el hambre como arma de guerra contra Gaza, sino que lo “controla”. Define su gravedad para utilizarla en defensa de sus objetivos. No se trata solo de asesinar por inanición a la población, sino sumirla en un pozo de ansiedad, angustia y terror. Siguiendo la misma perversa e insana conducta de los nazis. Además, se trata también de concentrar la escasa ayuda alimentaria en focos específicos que garanticen el éxito de la estratégica israelí de los campos de concentración. No necesita llevar a los gazatíes en camiones hasta los lugares donde busca tenerlos aislados, sino que los lleva mediante el desplazamiento confuso de los puntos de reparto de alimentos. Esto, sumado a la destrucción del 70% de las tierras de cultivo y a la muerte de en torno al 95% del ganado, termina de dar forma a la inhumana estrategia del monstruo sionista.

Solo la acción contundente, coordinada e inmediata de la comunidad internacional y en especial de las NN.UU puede ejercer presión real contra la bestia de Tel Aviv. Únicamente el  bloqueo sin cortapisas, a todos niveles y sin fecha limite a Israel podría ser, al menos potencialmente, garantía de resultados. Es más urgente que ayer y menos que mañana. Hay que romper relaciones, hay que bloquear económicamente al país y hay que excluirlo diplomático y políticamente. Ese es el primer paso, mínimo e ineludible, si el mundo quiere hacer algo por los palestinos que sea ahora, para evitar que sigan muriendo de hambre.  

Saturday, July 26, 2025

 

¿HACIA LA “LIBANIZACIÓN” DE SIRIA?

Por: Javier Fernando Miranda Prieto

Siria, luego de la caída de Bashar al-Ásaad, parece moverse cada vez más hacia una "libanización" del país. 
Con la aparición de un discurso identitario entre los diversos credos que conviven en un mismo
territorio y el auge de la reivindicación nacional de los kurdos.

En plena ejecución impune y brutal del genocidio que viene perpetrando contra la población palestina en Gaza, Israel no puede ocultar su voluntad de intervenir militarmente en Siria, con la excusa de querer proteger a la comunidad drusa de la represión y el hostigamiento de las autoridades yihadistas de Damasco.

En la mañana del pasado miércoles 16 de julio, bombas israelíes alcanzaron la sede del Ministerio de Defensa y los alrededores del Palacio Presidencial de la capital siria. El ataque se producía tras días de enfrentamientos entre la minoría drusa y la población beduina en la sureña ciudad de Suwayda. La llegada de las fuerzas de seguridad gubernamentales sirias, con el fin de pacificar la zona, fue interpretada como una amenaza por parte de la Defensa israelí.

La ciudad de Suwayda acoge a una importante comunidad de población drusa y está ubicada en inmediaciones de las Alturas del Golán, territorio sirio ocupado por Israel en 1967 y que fue anexada formalmente en 1981. En los Altos del Golán viven 25 mil colonos sionistas y 20 mil drusos, un grupo que tiene una religión sincrética que asume como propias la Biblia y el Corán, además de otros escritos propios.

Los drusos son de las escasas comunidades no judías que forman parte del ejército de Israel. Muchos de ellos disponen de pasaporte israelí. Su presencia es también numerosa en Suwayda y su enfrentamiento contra las autoridades yihadistas que gobiernan en Damasco tras la caída de Basher al-Assad, ha servido a Israel como el pretexto perfecto, para intervenir militarmente de manera abierta en Siria.

                 “En el Líbano, los ataques en Beirut fueron

               motivados por los enfrentamientos entre Israel

                          y Hezbollah en el sur del país”

La narrativa israelí respecto a los bombardeos en la ciudad de Damasco resulta similar a un “segundo Líbano”. De nuevo, un choque armado cerca de la frontera israelí resulta inaceptable para la seguridad del Estado sionista. En el Líbano, los ataques en Beirut fueron motivados por los enfrentamientos entre Israel y Hezbollah en el sur del país, como respuesta a este grupo por el genocidio en Gaza. En Siria, Israel ha abanderado la causa de la defensa del pueblo druso como un burdo estandarte para justificar sus incursiones armadas en el territorio.

Bajo la punta de lanza del apoyo al pueblo druso, la principal y verdadera motivación de Israel es crear una zona de seguridad en todas sus fronteras. El proyecto expansionista israelí parece requerir de un amplio rango de territorio desmilitarizado más allá de sus fronteras, tal y como demanda en el sur del Líbano. Según fuentes de inteligencia israelí, Tel Aviv necesitaría mantener un perímetro operativo de 15 kilómetros dentro del territorio sirio, donde las Fuerzas de Defensa de Israel IDF mantendrían una presencia y una esfera de influencia que se extendería 60 kilómetros dentro de Siria, bajo el control de la inteligencia israelí.

Como se ve, la lógica expansionista del régimen sionista es la misma que aplicó Israel hace más de cuarenta años en el Líbano. En marzo de 1978, Israel invade el sur del Líbano como parte de la Operación Litani, el nombre del rio libanés, ubicado en una región  estratégica para los intereses geopolíticos del gobierno de Tel Aviv, creando en el sur de este país una “zona de seguridad”, que estaba bajo la autoridad del llamado Ejército del Sur del Líbano, que respondía a órdenes del gobierno judío.

Como se sabe, el Líbano después de su larga guerra civil (19775-1990), se caracterizó por tener una estructura política frágil, marcada por la división confesional (chiitas, sunitas, drusos, cristianos maronitas, católicos), la influencia de diferentes actores externos (Israel, Libia, Siria, la OLP) y la presencia de infinidad de grupos armados (Falange Libanesa, Kataeb, Milicias Progresistas Drusas, Movimiento Amal, OLP). Este complejo escenario implicó una pérdida de control  estatal centralizado y una mayor influencia de actores internos y externos del Líbano. Lo que fue aprovechado por el gobierno israelí para tomar control de una parte importante de su territorio, con el objetivo declarado de crear el “Gran Israel”.

                   “Siria parece moverse cada vez hacia

            una “libanización” del país, con el surgimiento

           de un gobierno débil, hipotecado a los intereses

                     y decisiones de Israel y los EE.UU”

En la actualidad, se advierte este mismo escenario en la región. Siria parece moverse cada vez más hacia una “Libanización” del país, con el surgimiento de un gobierno débil, hipotecado a los intereses y decisiones de Israel y los Estados Unidos; con la aparición de un discurso identitario entre los diversos credos que conviven en un mismo territorio (alauitas, chiitas, sunitas, drusos, católicos) y el auge de la reivindicación nacional de la minoría kurda apoyada por Turquía, todo este entrelazamiento de actores del complejo tablero sirio, multiplican las líneas de fragmentación, como se vivió hace cuatro décadas en el Líbano.   

Asimismo, en la actualidad también existen intereses geopolíticos de parte de Israel para anexarse territorio sirio, igual como lo hizo en los años setenta, con el suelo libanés. La planificación de un eje terrestre que recorra Siria e Irak, para uso exclusivo de Israel, está más avanzado de lo que se cree. Este corredor geopolítico se está formando silenciosamente a la sombra del Levante, conectando el Golán sirio ocupado con el sureste de Siria y extendiéndose hacia la frontera iraquí. Conocido tentativamente, como  el Corredor de David, esta ruta no es simplemente un paso militar, sino que es la base estratégica de una agenda regional mucho más amplia. Para Israel, expandirse hacia Siria a través de esta vía no es una maniobra defensiva, sino un paso calculado hacia el rediseño de todo el Medio Oriente. Un punto importante de apoyo en el proyecto del “Gran Israel”.

          En la actualidad, existen intereses de parte de Israel

             de anexarse territorio sirio, igual como lo hizo

                 en los años setenta con el suelo libanés” 

A estos anhelos expansionistas de Israel sobre el territorio sirio, se suma la desconfianza de Tel Aviv respecto al nuevo gobierno de Ahmed Al-Sharaa, ex-líder del grupo islamista radical HTS y cercano al gobierno turco. Desde la caída de Bashar al-Ásad, la retórica confrontativa ha sido creciente entre varias figuras israelíes como Benjamín Netanyahu o Israel Katz, su Ministro de Defensa. Este último ha informado en numerosas ocasiones que la región del sur de Siria es considerada una “zona de seguridad israelí” y ha advertido que responderán con fuerza militar ante cualquier intento de Damasco por avanzar hacia el sur.

Es importante señalar que la llamada “libanización” de Siria no es un destino inevitable. La comunidad internacional y los actores locales tienen la posibilidad de trabajar para evitar este escenario, promoviendo el diálogo, la reconciliación entre las diversas comunidades confesionales, étnicas y regionales del país, la reconstrucción, el fortalecimiento de las instituciones estatales, y principalmente estar vigilantes ante las políticas agresivas y expansionistas del gobierno israelí.

Thursday, July 24, 2025

 

KENIA: DE VUELTA A LAS CALLES 

Por: Javier Fernando Miranda Prieto 

El pasado 25 de junio, miles de jóvenes kenianos salieron a las calles para recordar las manifestaciones
del año anterior. Esta vez era contra la represión de las fuerzas policiales y 
la exigencia de la salida del repudiado presidente William Ruto.

Kenia volvió a los titulares de la prensa mundial debido a las multitudinarias jornadas de protesta que tuvieron lugar el pasado 25 de junio y que reeditaron las exitosas manifestaciones populares del año pasado. Fue un día de lucha. Pero suficiente para incendiar el país. De los 47 Estados que conforman la nación, 27 participaron en las manifestaciones y, sobre todo, hubo un cambio importante en sus reivindicaciones. En 2024, la lucha principal era la nueva ley fiscal. En las protestas de este año se incorporaron temas como: la deuda externa, el desempleo juvenil, la corrupción y sobre todo, la consigna más importante: ¡Que se Vaya Ruto¡ en referencia al repudiado presidente keniano William Ruto.

Las movilizaciones nacionales se saldaron con la muerte de 16 manifestantes y 400 heridos, 83 de ellos de gravedad. El resultado de las manifestaciones de 2024 animó a los trabajadores a entrar en lucha y volver a las calles. Así, médicos, enfermeras, maestros, empleados públicos, se movilizaron por sus demandas específicas. Incluso la llamada agricultura familiar boicoteó durante más de una semana a las grandes empresas compradoras de té, el principal producto de exportación del país.   

Como se sabe, la dominación inglesa, que sufrió este país del este africano, por parte del ejército de ocupación británico, se llevó a cabo con una brutal violencia, que incluyo: limpieza étnica, Instalación de campos de concentración y exterminio de población originaria. La lucha por la independencia en Kenia, iniciada en los años 50 del siglo pasado, fue reprimida con los mismos métodos y armas utilizadas en la Segunda Guerra Mundial por el ejército británico contra la indefensa población civil.

          “La ocupación británica incluyó: limpieza étnica,

                 campos de concentración y exterminio

                          de la población originaria” 

En 1963, tras más de una década de luchas independentistas, Kenia se volvió un estado relativamente independiente. Relativamente, porque la independencia se limitó a los aspectos políticos, pero desde el punto de vista económico, seguía vinculada a los británicos a través de ese nefasto “Ministerio de Colonias” que significo la Commonwealth Of Nations. Desde su independencia, Kenia solo ha conocido presidentes longevos y bonapartistas (utilizaban el Estado para reprimir y enriquecerse): Jomo Kenyatta (1963-1978), Daniel Arap Moi (1978-2002), Mwai Kibaki (2002-2013), Uhuru Kenyatta (2013-2022) y el actual William Ruto (2002).

La crisis política y social que hoy vive Kenia, país donde habitan más de 55 millones de personas con una gran diversidad étnica, es parte estructural de una crisis de su sistema económico. Estructuralmente, la desigualdad es extrema, a pesar de que Kenia tiene la economía con mayor crecimiento de PBI en el África oriental. Según OXFAM, menos del 0.1% de la población (8,300 personas) posee más riqueza que el 99.9% más pobre (más de 44 millones). Casi un millón de niños en edad escolar primaria aun no asisten a la escuela, la novena cifra más alta del mundo.

Estas pésimas condiciones sociales y la extraordinaria desigualdad, fueron las detonantes del descontento y de las masivas manifestaciones populares que no cesan. En el 2024, las manifestaciones se dieron contra el ajuste fiscal que buscaba imponer un aumento en los impuestos sobre el combustible, la vivienda, el pan y los alimentos; con el objetivo de recaudar 2,700 millones de dólares adicionales y poder pagar así los vencimientos de la deuda externa que ascienden a unos 3,500 millones de dólares. La movilización triunfó parcialmente, luego de ser masiva y de ocupar el parlamento, logró que el gobierno retire el ajuste fiscal; pero el gobierno de Ruto recortó el gasto social y continuo la brutal represión contra los trabajadores y estudiantes.

                     “En Kenia el 0.1% (8,300 personas)

                      de la población posee más riqueza

             que el 99.9% más pobre ( más de 44 millones)” 

Desde su independencia, los diferentes gobiernos kenianos han sido dominados por uno de los Estados más policiacos y represivos del continente. El modelo de las fuerzas represivas de Kenia se asemeja mucho al SARS (las fuerzas especiales policiales militarizadas) de Nigeria o a las fuerzas policiales de Sudáfrica durante la época del apartheid. La represión del año pasado generó más de 60 muertos y cientos de heridos, tras tres semanas de heroicas movilizaciones, Ruto se vio obligado en primer lugar a retirar el proyecto de ley que aumentaban los impuestos, pero el movimiento popular exigía mucho más. Exigía la salida del presidente, quien, para intentar salvarse, destituyo a sus ministros, asesores, y al propio fiscal general. A pesar de este retroceso la crisis no terminó.

La bandera principal de las manifestaciones de este año era contra la violencia policial, pero se combinaban con otras reivindicaciones económicas y sociales, que se articulaban con un sonoro ¡Fuera Ruto! El año anterior fueron tres semanas de movilizaciones, este año solo fue un día y, aun así, Ruto y su gobierno se estremecieron. A pesar de la violenta represión, la participación esta vez fue mucho mayor y se extendió por más de la mitad de los Estados.

Ruto, tras el éxito de la convocatoria popular, trató de reorganizar su gobierno incorporando al principal personaje de la oposición y eterno candidato presidencial, Raida Odinga, y construyendo un gobierno de aparente unidad nacional. Comprometiéndose, en dialogar con los sindicatos y organizaciones de estudiantes y profesionales del país.  

          “Las fuerzas represivas de Kenia se asemejan mucho

                al SARS de Nigeria o a las fuerzas policiales

                de Sudáfrica durante la época del apartheid”

Las luchas de junio del año pasado provocaron una grave crisis en el gobierno, pero al mismo tiempo animaron a otros sectores a salir a la lucha. La reciente movilización de junio indica que la correlación de fuerzas, a pesar de la brutalidad policial y la criminalización de la protesta, siguen aumentando en sectores de la sociedad a medida que la crisis económica agrava aún más el desempleo y la inflación de los productos de primera necesidad.  

Mientras el gobierno y la oposición empresarial llaman a un falso “dialogo nacional” desde el parlamento, las diversas organizaciones populares buscan sacarse de encima el ajuste económico y la represión del gobierno, y para conseguirlo no lo pensaran dos veces en salir de vuelta a las calles.  

Thursday, July 17, 2025

 

PARA ENTENDER LA TRAGEDIA 

DEL CONGO

Por: Javier Fernando Miranda Prieto 

La República Democrática del Congo ha sido víctima de la llamada: "maldición de los recursos", lo que ha generado el desplazamiento interno de más de 5,6 millones de congoleños desde comienzos de 2022.

En el año 2003, a las pocas semanas del inicio de los bombardeos de la aviación norteamericana sobre las ciudades iraquíes, un reportero de la televisión española, entrevistaba en un hospital de Bagdad, a una víctima de estos despiadados ataques aéreos. Era una niña de ocho años con el brazo destrozado que ya había sufrido once operaciones, la pequeña le dijo al reportero mirando a la cámara: “Ojala no tuviéramos petróleo”.

En el Corán o en la Biblia podrían estar, aunque no estén, profecías como esta: “Las riquezas naturales serán la maldición de las gentes”. Eso es lo que pienso cada vez que leo sobre la siempre inestable y conflictiva situación política y humanitaria que padece recurrentemente la República Democrática del Congo RDC.

Un país que atesora en su suelo una inmensa riqueza de recursos naturales, pero que a través de la historia estas mismas riquezas se han convertido en una verdadera maldición, en el origen de todos sus males. Porque lejos de ofrecerle estabilidad, desarrollo económico o bienestar a su población, fueron el origen de su crónica instabilidad política y de una violencia que trajo muerte, invasiones, guerras, atraso y la pobreza laceran en que vive su gente. 

                   “El Congo ha sido víctima de la llamada

                   “maldición de los recursos”, lo que lo ha

                     llevado a la inestabilidad y el conflicto

               permanente desde antes de su independencia” 

La RDC, es uno de los países más grandes y con más recursos naturales estratégicos de África. Su historia y geopolítica están signadas por la lucha constante por el control de sus minerales: en su subsuelo se hayan grandes reservas de oro y diamantes, pero también se concentra el 74% del cobalto del mundo y el 80% del coltán, ambos esenciales para la transición tecnológica de la competitiva industria de los equipos de comunicación de última generación.

El Congo ha sido víctima de la llamada “maldición de los recursos”, lo que ha llevado a que el país viva sumergido sistemáticamente en la inestabilidad y el conflicto permanente desde su colonización y posterior independencia hasta la actualidad.

Como se recuerda, con el reparto de África en el siglo XIX, el Congo quedó en manos del rey belga Leopoldo II, quien controló el país de forma brutal y asesina, con abusos sistemáticos y crímenes contra la población originaria. Su objetivo era exportar recursos de la región como el caucho y el marfil, materias primas muy demandadas en una época de fuerte desarrollo industrial. En 1908, el Congo pasó a ser una colonia del reino de Bélgica, que apenas invirtió en el desarrollo de este vasto territorio. En 1960, en pleno proceso de descolonización tras la Segunda Guerra Mundial, nació la República Democrática del Congo, conocida como Zaire entre 1971 y 1997.

                “Toda esta situación bélica ha causado el

                 desplazamiento interno de 5,6 millones

                de congoleños desde comienzos de 2022”

Situada en el centro de África, este gigantesco territorio tiene más de 105 millones de habitantes. Sin embargo, gran parte del norte del país apenas está habitado, ya que se encuentra cubierto por una gran masa selvática que constituye la segunda mayor superficie de bosques tropicales del mundo, solo superada por la Amazonía. Antes de la llegada de los europeos, los reinos de la zona, como el Kongo, se situaron alrededor de esta selva, los que le permitía estar cerca de una gran cantidad de recursos naturales.

La zona este del Congo es la más rica en minerales. Esta cantidad de recursos naturales y su importancia para el comercio mundial han convertido a esta región congoleña en la más inestable del país. Ya en el pasado, dos de sus vecinos del este, Ruanda y Uganda, entraron en la RDC y dieron comienzo a las llamadas: Primera Guerra del Congo (1996-1997) y Segunda Guerra del Congo (1998-2002).

Más recientemente, el pasado 27 de enero, rebeldes del grupo M23 apoyados por el ejército ruandés se hicieron con el control de Goma, ciudad de dos millones de personas y situada cerca de la frontera con Ruanda, en la estratégica provincia de Kivú, que alberga al Kivú-Norte con su capital Goma y Kivú-Sur con la ciudad de Bukavu como capital. Toda la región de kivú fue invadida y ocupada por las tropas ruandesas. Toda esta situación bélica ha causado el desplazamiento interno de 5,6 millones de congoleños desde comienzos de 2022.

                     “La densidad de población de Ruanda

                   está entre las más altas de África, por eso

                     piensa extenderse hacia las regiones

                    menos pobladas del Congo, como las

                                 provincias de Kivú”

Por su parte, la región del sur congoleño está caracterizada por una extensa sabana y una relativa tranquilidad comparada con la inestabilidad propia de este del país. Sin embargo, es en esta zona donde se encuentra el principal movimiento independentista que ha tenido el Congo y uno de los más icónicos de la historia del continente africano, Katanga. Este territorio fue independiente desde 1960 hasta 1963.

Solo en esta región del extremo sudoriental se encuentran más reservas de cobalto que en el resto del mundo. Estos yacimientos están conectados por vías férreas al rio Congo y sus afluentes. Además, la riqueza minera de la región de Katanga ha atraído a empresas internacionales que explotan los recursos de estas minas, aunque varias de estas empresas han sido denunciadas por abusos de derechos humanos contra su población.

Un factor fundamental, para tratar de entender la tragedia que se vive en el Congo, es el rol que desempeña la vecina Ruanda en este conflicto. Para entender la situación de violencia que se vive en las provincias de Kivú (norte y sur), mucho tiene que ver los anhelos expansionistas del gobierno ruandés. Muchos informes de expertos de la ONU han reiterado que los rebeldes que desestabilizan el este del Congo, cuentan con el apoyo de Ruanda, que les suministran armamento y apoyo logístico.

             “El crecimiento económico que disfruta Ruanda,

           se sustenta en el pillaje que realiza de los minerales

                      ubicados en la región este del Congo”

Ruanda y su presidente Paul Kagame actúan de esa manera por dos motivos principales: por la presión demográfica: La densidad de población de Ruanda está entre las más altas del África subsahariana, con 230 hb/km2 (mientras que la de la RDC es de 54 hb/km2). Y para evitar el colapso, Kagame sueña con extenderse hacia las regiones menos pobladas al este del Congo, como es la región de Kivú. Además, los ruandeses creen que desestabilizando esta zona del vecino país poco a poco Ruanda podría colonizarla.

Para entender la situación de violencia que se vive en Kivú 
(sur y norte), mucho tiene que ver los anhelos expansionistas
de la vecina Ruanda.

El otro motivo es el provecho económico: El crecimiento económico, del que a todas luces disfruta Ruanda, se sustenta en el pillaje que realiza de los minerales del Congo. Según reportes de las NN.UU. Ruanda es el punto nodal del comercio ilegal de los minerales estratégicos robados del país vecino. Llama poderosamente la atención que Ruanda se haya convertido en exportador neto de minerales, como el muy estratégico coltán, cuando nunca se ha producido y extraído de su suelo.

La tragedia del Congo se debe afrontar teniendo en cuenta los factores externos e internos que la condicionan y la preservan, como la no solucionada dialéctica étnica; la situación demográfica; los intereses económicos contradictorios, generados por las grandes potencias, las empresas transnacionales mineras y por el gran valor estratégico que tiene el país.

La solución definitiva para el conflicto político-militar en el Congo, no solo tiene que ver con estrategias militares, con planes ofensivos, con la conformación de comandos unificados o con acuerdos falaces promovidos por una potencia en particular, la paz para el Congo debe pasar principalmente por un dialogo político y directo con Ruanda, el expansionista y agresivo vecino del Congo; por una autentica salida política al problema de los refugiados hutus; por el retiro definitivo y sin condiciones de todos los grupos armados provenientes de Ruanda y Uganda; pero sobre todo, por una verdadera trasformación del Estado congoleño, una transformación en que la población tome parte de las decisiones políticas, en la distribución y acceso de sus recursos naturales y en las decisiones que involucren el pleno respeto a sus derechos de participación política y derechos democráticos. Sin estas condiciones mínimas, la paz no volverá nunca a la RDC.

Monday, July 14, 2025

 

SUDÁN DEL SUR: PETRÓLEO, HAMBRUNA Y UNA PAZ ESQUIVA

Por: Javier Fernando Miranda Prieto 

Sudán del Sur, el país más joven del mundo, viene padeciendo catorce años de una brutal como absurda guerra civil,
dominada por los intereses económicos y comerciales de las grandes potencias, 
las cuales le dan la espalda al sufrimiento del pueblo sursudanés.

Transcurrida más de una década de su independencia, Sudán del Sur está más frágil que nunca. Con un Estado embrionario, constantemente amenazado por las luchas de poder e incapaz de acabar con la violencia endémica y la hambruna. El 9 de julio de 2011, resonaban en las calles de la capital, Juba, las bocinas y los silbidos de júbilo, luego de largas décadas de una guerra de liberación y luego de haberse emancipado del norte musulmán de su vecina Sudán. Mayoritariamente cristiana, el sur de Sudán se convertía oficialmente en Sudán del Sur, el 193° Estado del mundo.

Pero la unidad que prevaleció durante el proceso de independencia se resquebrajó en luchas de poder caudillista entre los enemigos surgidos de las dos principales etnias del país: Salva Kiir Mayardit, Presidente de la Nación, proveniente de la etnia dinka, y Riek Machar, su Vice-Presidente, de la etnia nuer.

Recordemos, que en diciembre de 2013, el país se precipitó hacia una sangrienta guerra civil. Desde esa fecha, fueron años de combates, saqueos y masacres contra población civil, que dejaron más de 400 mil muertos, 2,3 millones de desplazados, más de 500 mil civiles refugiados en hacinados campamentos de las Naciones Unidas, y 6,1 millones de sursudaneses que necesitan ayuda alimentaria urgente.

           “Cuando Sudán del Sur se independiza se queda

               con el 75% del petróleo de la antigua Sudán.

         Pero los oleoductos y refinerías se sitúan en el norte”

En el año 2018, un Acuerdo de Paz estableció un reparto del poder, y en el 2021 se formó un gobierno de Unidad Nacional, programando para el 2024 la convocatoria a elecciones generales libres y democráticas, objetivo que no se cumple hasta hoy. Si bien, en la actualidad la cantidad de víctimas mortales ha tendido a decrecer, hay el temor que diversos grupos armados reanuden sus violentas acciones contra la población civil.

Esta espiral de violencia que todavía continúa a pesar de los fracasados compromisos firmados, se explica por los ricos yacimientos de petróleo y minerales que se hallan en el subsuelo de Sudán del Sur. En este país del este africano, los ingresos por las exportaciones petroleras representan el 98% de sus ingresos. El núcleo petrolero se encuentra ubicado en la región de Bentiu (provincia de Unidad), además en los Estados de Jongeli y Warad, que cuentan con reservas petrolíferas todavía no calculadas, pero se sospecha que serían suficientes como para que las grandes empresas petroleras se intereses más por este país.

Según el Programa Mundial de Alimentos PMA de la ONU,
7 mill de personas atraviesan una inseguridad alimentaria
y 108 están amenazados de hambruna.

Cuando el pequeño Sudán de Sur se desprendió de la República de Sudán, se quedó con el 75% de las reservas de petróleo del antiguo territorio sudanés. Sin embargo, los oleoductos que sirven para exportar este petróleo y sus refinerías se sitúan en el norte, en la actual República de Sudán. Es decir, un país depende del otro, pero no se lo ponen fácil. Jartum impuso unas tarifas al transporte del “oro líquido” muy superiores a lo acordado en el último Acuerdo de Paz del 2018, un hecho que provocó el bloqueo de la producción y extracción del crudo por parte de Sudán del Sur.  

El crudo sursudanés es codiciado a nivel regional, hay una carrera por quien invierte más en este país. Cuando Sudán del Sur se independizó, hubo negociaciones sobre los préstamos que había contraído con anterioridad, unas deudas generadas por el antiguo Estado y adquiridas con el gobierno de China. Este dinero se usó para la construcción de infraestructura, dinero que hasta la actualidad se debe al Estado chino. Esta deuda sustenta el gran interés chino en la región y justifican su intervención en las diversas negociaciones de paz que han existido.

        “Más de 7 mll de personas se encuentran en situación

        de inseguridad alimentaria aguda y 108 sursudaneses

                             amenazados de hambruna”

A pesar del largo conflicto armado, en Sudán de Sur opera la empresa la Compañía Nacional China CNPC, quien ha construido un oleoducto que llega hasta el Mar Rojo y una gran refinería cerca de la ciudad de Jartum, capital de la vecina República de Sudán. La CNPC se asoció en los últimos años con la compañía canadiense Talismán y luego se sumó a este Consorcio la compañía nacional india ONGC Videsh. Esta triple asociación empresarial piloteada por el gigante asiático, cuenta en Sudán del Sur con 25 mil operarios chinos. Por otra parte, la compañía sueca Ludin, participa también en la exploración y explotación de las nuevas reservas descubiertas en el rico yacimiento Block 5ª al norte del territorio sursudanés.

Por otra parte, Uganda, Kenia, Ruanda y Tanzania, todos pertenecientes a la Comunidad de Estados de África del Este, tienen los ojos puestos en el petróleo sursudanés y están buscando una estrategia para la obtención del crudo. Sin olvidar los intereses de las grandes potencias y sus alfiles en el conflicto, las transnacionales petroleras.

En el plano geopolítico, habría que tener presente que la presencia comprobada de la CIA norteamericana y del servicio de inteligencia militar israelí el Mossad, en territorio de Sudán del Sur, no es solo para controlar las andanzas de los chinos, que se han vuelto una pesadilla para las potencias occidentales instaladas en África, sino que tanto norteamericanos como israelíes quieren terminar con el contrabando de armas, que tras atravesar la República de Sudán llegan a manos de las milicias de Hamas en territorio palestino, quienes resisten desde hace dos años el brutal genocidio del ejercito sionista. Es por ello que Washington y Tel Aviv han establecido una base militar conjunta en la isla de Dahlak en Eritrea sobre el estratégico Mar Rojo, desde donde en más de una oportunidad,  han salido fuerzas aéreas israelíes, para bombardear a la valiente resistencia palestina de Gaza y monitorear las actividades de Irán.

            “EE.UU y la RP China apadrinan indistintamente

              al gobierno de Juba como a los grupos armados

         opositores, con el único fin de defender sus intereses”

Como vemos, esta compleja situación geopolítica y militar-estratégica ha generado que tanto los EE.UU como la República Popular China tomen parte en este largo conflicto armado, apadrinando indistintamente al gobierno de Juba como a los grupos armados opositores, con el único propósito de defender sus ocultos intereses económicos.

Este panorama bélico se ve agravado por la crisis humanitaria que está asolando a la población sursudanesa. El país más joven del mundo registra los niveles de inseguridad alimentaria y malnutrición más elevados desde su independencia, según un reporte del Programa Mundial de Alimentos PMA de las Naciones Unidad. Según este informe, más de 7 millones de personas, un 60% de la población, se encuentran en situación de inseguridad alimentaria aguda y 108 mil sursudaneses amenazados de hambruna.

Además, se han disparado los enfrentamientos inter-comunitarios en varias regiones del país. Según la ONU, más del 80% de víctimas civiles reportados en el 2024 eran resultado de este fenómeno de violencia. Suelen ser ataques por motivos políticos o para acaparar tierras y ganado, pero también son blancos de estas hostilidades, las misiones de ayuda humanitaria, son siete cooperantes humanitarios muertos en lo que va de este año.

Sudán del Sur ha cumplido catorce años de independencia, pero no hay mucho que celebrar, porque durante todo este tiempo se han descubierto muchos intereses ocultos en este conflicto, provenientes principalmente de las ansias de lucro de las empresas petroleras, que ha generado una violencia extrema y la precariedad en las condiciones de vida del pueblo sursudanés.  

Monday, July 7, 2025

¿PARA QUÉ EXISTEN LAS NACIONES UNIDAS?

Por: Javier Fernando Miranda Prieto 

Mientras en las NN.UU se negocian resoluciones ambiguas, niños gazatíes mueren bajo los escombros, mientras se celebran conferencias en la ONU, poblaciones palestinas son borradas del mapa.

La continuación del brutal genocidio en Gaza y la vil impunidad que siguen gozando sus perpetuadores, ha reactivado una interrogante cuya vigencia resulta cada vez más pertinente: ¿Para qué existen las Naciones Unidas? La pregunta, formulada con gran lucidez por Fidel Castro ante la Asamblea General en 1979, sigue flotando como un eco incomodo en medio del naufragio ético del orden internacional. ¿Para qué existe entonces la civilización? ¿Para qué sirve la conciencia del hombre? ¿Para qué sirven las Naciones Unidas? ¿Para qué sirve el mundo?, inquiría el líder cubano con la vehemencia de quien entendía que aquella institución, nacida del trauma de la Segunda Guerra Mundial, no había sido concebida para democratizar el poder, sino para administrarlo.

Han pasado más de cuatro décadas y los hechos históricos han respondido con crudeza. La ONU no  ha sido capaz de frenar los crímenes de guerra, ni de proteger a los pueblos, ni de garantizar un mínimo de justicia internacional. En cambio, ha funcionado como coartada institucional de poder imperial. Su estructura, lejos de ser neutral o humanitaria, está diseñada para blindar a las potencias hegemónicas frente a cualquier rendición de cuentas. El Consejo de Seguridad, órgano central de decisiones, consagra el derecho al veto como herramienta de dominación: cinco Estados (EE.UU, Rusia, Inglaterra, Francia y China) deciden qué guerra es legítima, que crimen es tolerable y que pueblo merece ser escuchado o ignorado.

No es una disfunción, es una arquitectura aceptada. La ONU, tal como está concebida, no ha sido derrotada por sus limitaciones, ha sido fiel a sus verdaderos propósitos. En la actualidad, en Gaza, la maquinaria del genocidio actúa con total impunidad, amparada por el veto de Estados Unidos, mientras hospitales, universidades y refugios son reducidos a escombros. El mundo observa, documenta, denuncia. Pero nada se detiene. El escudo del infame veto neutraliza cualquier intento de legalidad.

                        “La ONU no ha sido capaz de frenar

           los crímenes de guerra, ni de proteger a los pueblos,

          ni de garantizar un mínimo de justicia internacional”

El Secretario General, António Guterres ha manifestado su “profunda preocupación” y ha llamado a un alto al fuego. Pero ha evitado cuidadosamente nombrar el crimen por su nombre: genocidio. No por ignorancia, sino por cálculo. No por falta de pruebas, sino por exceso de presiones. En este contexto, su figura no encarna una conciencia moral global, sino una prudencia diplomática incapaz de enfrentarse al poder real. Su silencio no es neutral, es funcional. La ONU no calla por impotencia, sino por conveniencia.

Mientras se negocia el lenguaje de resoluciones ambiguas, niños gazatíes mueren bajo los escombros; mientras se celebran conferencias para explorar salidas sostenibles, poblaciones palestinas enteras son borradas del mapa. El aparato multilateral se ha convertido en una escenografía cínica, donde la diplomacia opera como simulacro y el derecho internacional se aplica selectivamente, según convenga a los intereses de los poderosos.   

La historia reciente lo confirma: la ONU no detuvo la invasión de Irak ni la ocupación de Afganistán. No evitó el colapso de Libia, ni la catástrofe humanitaria en Siria. No ha puesto fin a los bloqueos ilegales a Cuba, Venezuela o Gaza. No ha impedido el saqueo sistemático a los países del África subsahariana ni la expansión sin freno de la OTAN. Su papel, más que garantizar la paz, ha sido administrar la impunidad.

                     “En Gaza, el genocidio actúa con total

              impunidad amparado por el veto de los EE.UU,

       mientras hospitales y refugios se reducen a escombros”

Ya en 1964, en su histórico discurso ante la propia Asamblea General, Ernesto Che Guevara lo advirtió con crudeza: “Esta gran entidad que es la ONU ha fracasado en su intento de llevar la paz al mundo”. Con claridad profética, el Che denunció la hipocresía de las potencias que hablaban de paz mientras financiaban masacres. “El imperialismo ha cometido y comete crímenes horrendos en todas partes del mundo”. Hoy, su advertencia resuena con idéntica urgencia.

La necesaria reforma de las Naciones Unidas no puede reducirse a un simple ajuste de procedimientos ni a una redistribución cosmética de escaños. Implica desmantelar con urgencia el derecho de veto,  democratizar el sistema de toma de decisiones y someter a todas la naciones, grandes o pequeñas, al amparo de una legislación internacional justa. Para que haya paz, debe de haber justicia; y para que haya justicia, debe existir equidad y verdad. Esa verdad -incomoda y evidente- que es el actual sistema multilateral, que no representa a los pueblos del mundo, sino a las elites que gobiernan sobre ellos.

Hasta que no se transforme radicalmente la arquitectura institucional de las NN.UU, la pregunta de Fidel seguirá resonando no como una simple crítica, sino como una acusación moral contra todo el orden internacional fallido: ¿Para qué existen las Naciones Unidas? Si no es para detener un genocidio, si no es para evitar la guerra, si no es para proteger a los débiles del abuso de los fuertes….entonces, quizás existen para nada.