ISRAEL–IRÁN:
COMO “BLANQUEAR“ UN GENOCIDIO
Por: Javier Fernando Miranda Prieto
La Guerra de Israel e Irán es una macabra oportunidad para
los líderes mundiales. Durante un largo año y medio, buena parte de los
gobiernos occidentales rehusaron condenar el genocidio despiadado que Netanyahu
perpetraba contra los palestinos de Gaza. De hecho, ni siguiera lo calificaban
como tal. Priorizaron cobardemente, la estratégica alianza de su jefe, los
Estados Unidos, e Israel, por encima de los -siempre cacareados y nunca
defendidos- derechos humanos.
La presión de las sociedades europeas contra sus gobiernos
por su persistente e inmoral blanqueo al expansionista sionista alcanzó un notable grado de tensión durante los últimos
meses. En consecuencia, ejecutivos como el francés o el alemán tímidamente
empezaron a desvincularse declarativamente de Tel Aviv. Otros, como el español
o el irlandés, defendieron medidas cosméticas para impostar una ruptura que
nunca fue contundente.
La guerra con Irán, desatada por la ansiedad expansionista e
imperialista de Israel y sus ataques durante las noches del jueves 12 y viernes
13 de junio, cambiaron esa postura. Por su puesto, nada de eso es novedoso: Israel lleva años deseando una guerra total
con Irán a la que poder arrastrar a los Estados Unidos. Es parte de una estrategia
de dominio regional que, inexorablemente, exige un cambio de régimen en Irán y
el fin de las pretensiones nucleares del país persa.
“En Medio Oriente hay una potencia
con armamento nuclear que constituye
una verdadera amenaza global: Israel”
Pero a los líderes europeos todo esto les da igual, lo que
realmente les importa es el conveniente giro narrativa y el desplazamiento de
un nuevo enfoque del conflicto. Girar de la atormentada Gaza, a las peligrosas
instalaciones atómicas de Irán, dejar de ver los estragos del genocidio contra
los niños palestinos, a contemplar las bases militares iraníes que albergan las
bombas de los fanáticos ayatolás.
A partir de este nuevo enfoque, occidente puede volver apoyar
a Israel abiertamente, por cuanto, esta nueva guerra, ha desplazado,
convenientemente, la atención del genocidio en la Franja de Gaza. Para el
francés Macron y el alemán Merz, ahora es mucho más sencillo justificar el “derecho a la autodefensa” de Israel
contra el militarismo nuclear del estado iraní que contra los inocentes civiles
gazatíes.
Es crucial insistir, que este conflicto israelí-iraní es,
fundamentalmente, una decisión de Israel. También es fundamental insistir en
que, a pesar de la misma, el genocidio sigue siendo un objetivo de primer orden
para el gobierno de Tel Aviv. Pero a los gobiernos europeos la excusa “iraní”
es un conveniente salvavidas que no pueden dejar pasar.
A su vez, el factor iraní que es utilizado por occidente para “blanquear” el genocidio en Gaza, pasa también por el terror nuclear. Sí, es cierto que Irán desarrollaba un programa nuclear. Sí, es cierto que desde el 2019 el acuerdo venía incumpliéndose. Sí, es cierto que, según la inteligencia norteamericana, en tres años vista Irán podría desarrollar su propio armamento nuclear. Pero también es cierto que la República Islámica ponía sobre la mesa el no desarrollo del armamento si se producían unas verdaderas negociaciones disuasivas entre Teherán, Tel Aviv y Washington para congelar el tema nuclear.
Hay otra cosa que sí es cierta. En Medio Oriente ya hay una potencia con comprobado armamento nuclear
que constituye una verdadera amenaza global a la luz de sus agresivas acciones
internas y externas: Israel. Israel, que nunca firmó el Tratado de No
Proliferación, mantiene un status ambiguo muy ventajoso para su diplomacia internacional.
Ni confirma ni niega estar en disposición del armamento. Aunque desde hace
muchos años es un secreto a voces que Israel sí desarrollo dicha tecnología,
con el apoyo principalmente de Francia desde 1952.
“Israel lleva años deseando una Guerra
Total con Irán a la que poder arrastrar
a los Estados Unidos”
Los expertos suelen estimar que el Estado sionista de Israel
cuenta en su haber con un número indefinido de entre 80 y 400 ojivas nucleares.
Esta política viene de la mano de su doctrina Beguín, fundada en base al
principio de la consolidación de Israel como el sheriff del Medio Oriente. Según esta perversa línea de pensamiento
el gobierno sionista tiene la obligación de atacar “preventivamente” cualquier
programa nuclear “hostil” en la región.
Israel es una potencia expansionista que ha invadido, sin
ningún reparo, Siria, Líbano, Yemen e Irán, y otros tantos puntos en la región,
que está cometiendo un genocidio televisado en Gaza y que lleva décadas
dominando, a través de políticas de apartheid
a un pueblo palestino, al que quiere erradicar de la faz de la tierra. Un
comprobado etnoestado criminal, fundado sobre la base de sucesivas limpiezas
étnicas, declarado penalmente como “perpetrador de crímenes de lesa humanidad”,
y que ahora cuenta con armamento de destrucción masiva….y lo que es más
repulsivo, con el pretexto de las armas iraníes, hoy trata de blanquear su
comprobado genocidio.
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