Wednesday, October 1, 2025

 

EL PLAN DE TRUMP PARA GAZA:

HACIA UN “BANTUSTÁN” PALESTINO

Por: Javier F. Miranda Prieto

El Plan de Trump para Gaza, ofrece un gobierno diseñado como un "Bantustán Palestino", sin ninguna soberanía,
sin ninguna legitimidad territorial, sometida a los dictados de Washington, Tel Aviv y una veeduría
internacional que solo representa y defiende sus intereses.

En los aciagos años de la vigencia del régimen del apartheid en Sudáfrica, se crearon los Bantustanes (vocablo de lengua bantú), que eran enclaves o territorios orientados exclusivamente para sudafricanos negros, con el único objetivo de segregar o separar a la población negra de los sudafricanos blancos. Estos supuestos “estados”, eran en la práctica zonas de reserva con escaza autonomía y dependientes de la autoridad blanca sudafricana.

En la actualidad, este término se usa de forma peyorativa para referirse a territorios sin verdadera legitimidad ni soberanía, producto de la fragmentación territorial y la segregación. El llamado Plan para Gaza propuesto por Donald Trump, estaría creando las condiciones para a la creación de un verdadero “Bantustán palestino”.

Con este supuesto plan, Trump y Netanyahu pretenden poner fin al genocidio en Gaza. Pero los palestinos no han sido consultados, ni la Autoridad Nacional Palestina, ni Hamas, ni representantes de la sociedad civil. Trump y Netanyahu han ofrecido un borrador firmado entre la Casa Blanca y Tel Aviv que entrega la soberanía de 2,2 millones de personas a una junta internacional presidida por el propio Trump y con la participación, en la ejecución del plan, del ex Primer Ministro inglés Tony Blair, recordado en el Medio Oriente por su papel en la invasión y destrucción de Irak.

           “Trump y Netanyahu han entregado un borrador

                  que entrega la soberanía de 2,2 millones

                  de palestinos a una junta internacional

                        presidida por el mismo Trump”

El plan se viste con promesas de reconstrucción y paz, pero está plagado de condiciones  que consolidan la dependencia de Gaza respecto a Israel y a Washington, sometiendo su soberanía y autonomía al país genocida que lo está invadiendo y a la primera potencia armamentista del mundo. Hablan de desratización, de desmilitarización, de supervisión internacional, pero nunca de autodeterminación. El pueblo palestino, otra vez, es tratado como menor de edad, como un subalterno. Los 20 puntos que aborda este plan no son una propuesta de paz, sino un manual de rendición diseñado para perpetuar el control colonial.

El documento, lejos de garantizar la paz, legitima la arquitectura del asedio, que ha padecido Palestina cerca de 50 años. Israel conserva la capacidad de veto, mientras que Trump se autoproclama presidente de una junta colonial y Blair regresa al tablero geopolítico de Oriente Medio con la misma aura de administrador de guerras pasadas.

En los 20 puntos de sometimiento, se habla de inversiones, de zonas económicas, de “socios regionales”, hasta los muertos son tratos como mercancías. Pero nunca se habla de soberanía. Nunca se habla del derecho del retorno. Nunca se habla de justicia por los crímenes cometidos.

                “Las condiciones de Trump paren creadas

                 para que Hamas las rechace y Netanyahu

             proteja su gobierno, integrado por extremistas

               que promueven la ocupación permanente

                  de Gaza y la anexión de Cisjordania”

Recordemos que la presentación del plan de Trump estuvo precedida por una campaña de presión de los países árabes para que el presidente norteamericano rechazara la anexión de Cisjordania por parte de Israel y anunciara un plan que contemplara la iniciativa de monarquías, como Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita y Qatar, y Egipto para establecer un gobierno tecnocrático palestino apoyado por la comunidad internacional, después de una retirada de las fuerzas israelíes de Gaza. Una iniciativa que rivaliza con el intento del gobierno de Netanyahu de establecer una junta de gobierno internacional, dirigida por funcionarios amigos de Tel Aviv, para implementar un programa de reconstrucción y gobierno por tiempo indefinido, sin un tiempo claro de transferencia de poder a una institución legitima elegida por los palestinos.

La hoja de ruta trumpista parece una mezcla de las dos propuestas que, en el corto plazo, plantea lo que Israel no consiguió por la vía militar: el desarme de Hamas y su extinción. La conferencia de prensa en la Casa Blanca entre Trump y Netanyahu presentando este plan, pareció, además, un intento de disminuir la presión internacional contra Israel en un momento, en donde sus fuerzas militares rodean la ciudad de Gaza, y un grupo de países árabes, asiáticos, europeos y latinoamericanos han recocido a Palestina como estado pleno.

Por otra parte, Hamas ha respondido que no fue informada sobre el plan de Trump antes de su anuncio público. La organización armada palestina ya ha repetido varias veces que no entregara sus armas  hasta que haya un Estado palestino, cuya capital esté establecida en Jerusalén. También ha planteado que el intercambio de rehenes israelíes y prisioneros palestinos, debe incluir una retirada progresiva de las fuerzas israelíes de la Franja. La organización palestina ha dicho, además, que está dispuesta a no participar de un futuro gobierno en Gaza.

                     “En los 20 puntos se habla de inversiones,

                 de zonas económicas, de “socios regionales”,

              hasta los muertos son tratados como mercancía.

                       Pero nunca se habla de soberanía”

Como vemos, las condiciones de Trump parecen creadas para que Hamas las rechace y Netanyahu tenga la excusa de proteger su gobierno con más acciones bélicas. Un gobierno que está integrado por extremistas que promueven la ocupación permanente de Gaza y la anexión de Cisjordania.

Otro punto de la iniciativa trumpista, establece que tras la concreción del acuerdo, se enviaría inmediatamente toda la ayuda humanitaria posible a la Franja de Gaza, lo que incluiría “la rehabilitación de la infraestructura destruida (agua, alcantarillado, puentes, electricidad), la rehabilitación de hospitales, escuelas, refugios de desplazados, y la entrada de equipos para la retirada de escombros y abrir carreteras”. Se trata, en esencia, de un reconocimiento norteamericano de que Israel ha destruido infraestructura crítica en Gaza y ha bloqueado la ayuda humanitaria, ambos considerados crímenes de guerra por el derecho internacional. El documento podría servir como prueba en los múltiples casos internacionales abiertos contra el estado de Israel, Netanyahu y sus altos mandos militares.

En la práctica, lo que Trump ofrece en su plan es un gobierno en la Franja de Gaza diseñado como un Bantustán palestino, sin ninguna soberanía, sin ninguna legitimidad territorial, sometida a los dictados de Washington, Tel Aviv y una veeduría internacional que solo representa y defiende sus intereses.   

No comments:

Post a Comment