miércoles, 16 de octubre de 2013

QUIEREN  ESTAR  POR  ENCIMA DE  LA  LEY


Por: Javier  Fernando  Miranda  Prieto


Violentas jornadas de protestas se vivieron en Kenia, tras las elecciones presidenciales del 2007.  La Corte Penal Internacional acusa al presidente Uhuru Kenyatta de organizar y azuzar esta ola de violencia tribal, que dejó 1,300 personas muertas y más de 500,000 desplazados.


El impresionante y moderno edificio, construido con financiamiento chino, que alberga la sede central de la Unión Africana -UA- en la ciudad de Addis Abeba, capital de Etiopía, fue el escenario de la Cumbre Extraordinaria de jefes de Estado y de gobierno de este organismo supranacional, que se reunió de emergencia el pasado fin de semana, el 11 y 12 de octubre, convocados a solicitud de los presidentes de las Repúblicas de Sudán y Kenia. 

Por la urgencia de la invitación y lo reservado de la agenda, parecía que se iban a tratar en esta asamblea, los apremiantes temas de la actual agenda política y social que agobian a los países africanos como: la pobreza que sufren millones de africanos en muchos países del continente; la crisis humanitaria que se vive en Sudán del Sur; la situación política y militar que sufren la República Democrática del Congo y Somalia, que han provocado miles de muertos, heridos y millones de desplazados; o dada la urgencia de esta sesión de la UA, podría tratarse de la reciente tragedia de la barcaza llena de cientos de somalíes y eritreos que murieron frente a la isla de Lampedusa.

El impresionante edificio de la UA en Etiopía, fue escenario de la asamblea
extraordinaria que tuvo como único tema de agenda: "salvarles el pellejo"
a los presidentes de Kenia y Sudán.
Pero no, ninguno de estos temas apremiantes y realmente urgentes, estuvieron en la agenda extraordinaria, de la Cumbre de la UA. El único tema en agenda de esta sesión fue tratar de lograr, de cualquier forma, "salvarles el pellejo" a los presidentes de Kenia y Sudán por las gravísimas acusaciones de genocidio y violaciones a los derechos humanos cometidos contra sus pueblos, crímenes que pesan sobre ellos y que se están investigado y juzgando en la Corte Penal Internacional -CPI- en la ciudad holandesa de La Haya.

Y cuando digo: “lograr, de cualquier forma”, me refiero literalmente, a que los jefes de Estado de algunos países africanos, plantearon denunciar el Estatuto de Roma -instrumento jurídico que crea la CPI- y retirar de facto, a los países africanos de esta única instancia internacional encargada de juzgar crímenes contra la humanidad. Si no hubiese primado, en la mayoría de los Estados africanos, la ética y la moral política y sobre todo el respeto a la vida y a los derechos humanos del pueblo del África, en solo dos días, algunos líderes africanos habrían podido deshacerse de una institución clave para el ordenamiento jurídico internacional, provocando que el mundo se hubiera convertido en un lugar más peligroso.


           “Retirarse de la Corte Penal Internacional,
       hubiera supuesto traicionar los principios básicos
                     que rigen la Unión Africana”


La Corte Penal Internacional, es el primer y único tribunal global capaz de investigar, juzgar y condenar a criminales que hayan cometido delitos de lesa humanidad. Pero los presidentes Omar Hassan Al Bachir de Sudán y Uhuru Kenyatta de Kenia, responsables de sembrar el terror en sus respectivos países, trataron de arrastrar a todo el continente africano fuera de la Corte, lo que les daría libertad a ellos y a otros dictadores, para matar, violar e incentivar al odio sin mayores consecuencias.

Pero lamentablemente, este peligro no se ha superado, si bien es cierto los países de la UA han abandonado la vergonzosa idea de retirarse de la CPI, en la asamblea de Addis Abeba han adoptado finalmente, una resolución defendiendo la impunidad de los gobernantes africanos mientras cumplan sus mandatos presidenciales frente a cualquier tribunal internacional. Se solicitará al Consejo de Seguridad de la ONU, a través de un grupo de contacto, para que se aplacen los juicios durante un año, posibilidad prevista en el artículo 16 del Estatuto de la CPI y que puede ser revocada por el Consejo de Seguridad en virtud del capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas.

Los casos de los presidentes de Sudán y Kenia, serian los primeros, en que un presidente en funciones es sometido a un juicio internacional ante la Corte. El Consejo de Seguridad será emplazado, por tanto, a decidir si en aras del mantenimiento de la paz y la reconciliación debe suspender los procedimientos en los casos de los presidentes Al Bachir y Kenyatta garantizando provisionalmente, la impunidad a gobernantes en funciones, frente a la actuación de la CPI. Lo cual podría ser revertido, si en el Consejo de Seguridad de la ONU, primara la razón y la cordura en las decisiones que adoptan, pero como sabemos, en este organismo decisorio de la ONU, las cinco potencias mundiales (EE.UU, Rusia, Inglaterra, Francia y China) gozan del anacrónico y antidemocrático derecho a veto.

El presidente keniano Uhuru Kenyatta
Recordemos que en el caso del presidente keniano Uhuru Kenyatta, la CPI lo acusa de organizar y azuzar la ola de violencia tribal y étnica que siguió a los comicios presidenciales del 2007 y que acabó con la vida de más de 1,300 personas y generó cerca de 500,000 desplazados de sus hogares, en un terrible episodio de violencia política y odio tribal.

No menos dramática y violenta fue la guerra civil, que el presidente Omar Hassan Al Bachir emprendiera en el 2003, contra la población de Darfur, provincia occidental de Sudán y rica en recursos energéticos; poblada por una minoría negra africana, dentro de una población del país mayoritariamente de origen árabe.  En el 2008 el fiscal de la CPI, presenta cargos contra el presidente Al Bachir, por crímenes de guerra, genocidio y de lesa humanidad, ordenando su captura internacional. Según cifras de las Naciones Unidas, más de 300,000 personas han muerto en Darfur, en los seis años de violencia y al menos 2,7 millones personas han sido forzadas a abandonar sus hogares, viviendo, hasta la actualidad, en inhumanos campos de refugiados.

Como vemos, estos dos casos que involucran a las máximas autoridades políticas de estos dos países, en gravísimos delitos contra los derechos humanos de su población, no pueden quedar impunes. Las organizaciones internacionales que luchan a favor de los derechos elementales de las personas, deben de batallar hasta el final, contra los que quieren estar por encima de la ley.


     “por qué no se dedicó, la cumbre extraordinaria    
     de la UA, a discutir temas mucho más esenciales                       para  los millones de africanos”


En una entrada anterior (Kenia: Un Presidente Bajo Sospecha) reconocía las graves limitaciones y presiones que tenia la CPI en su ejecutoria, principalmente por los intereses políticos, económicos y  geopolíticos de las grandes potencias. Asimismo, advertía que la mayor parte de los casos judiciales abiertos ante la CPI, provenían del continente africano. Lo cual es estrictamente cierto, basta hacer un breve resumen de las principales causas que ha visto la Corte hasta ahora, para comprobarlo.

No olvidemos que la primera sentencia dictada por este tribunal fue la condena del señor de la guerra congolés Thomas Lubanga y la segunda también tuvo que ver con ese país, en la persona de Germain  Katanga. En la actualidad, la CPI tiene abierta ocho casos y todos ellos tienen que ver con países africanos: Uganda (Joseph Kony), República Democrática del Congo (cinco casos), Darfur en Sudán, República Centroafricana, Libia, Costa de Marfil y Malí. Y de los siete casos que se encuentran en la fase de investigación, dos tienen que ver con Guinea y Nigeria. Es por ello que en el artículo anterior, mencionaba que la CPI era usada como un apéndice más del neocolonialismo que subyuga al continente africano.

Omar Hassan Al Bachir presidente de Sudán tiene orden de captura, por
los delitos de genocidio y crímenes de lesa humanidad contra la población
de la provincia de Darfur.
Con el agravante, que pese a existir en otras partes del mundo, casos comprobados y denuncias documentadas de la ejecución de crímenes de lesa humanidad, las únicas ordenes de arrestos emitidas e investigaciones y procedimientos judiciales en curso, se centran solo en los países del África subsahariana. Esto en parte podría explicarse, porque en la actualidad el continente africano, no tiene un peso político gravitante en el mundo.

Pero de ahí, ha retirarse de la Corte Penal Internacional, hubiera supuesto traicionar los principios básicos que rigen la Unión Africana, que se basan en la lucha por la justicia y contra la impunidad en el continente. Y eso es lo que han defendido algunos líderes morales del continente como el ex Secretario General de las Naciones Unidas, el ghanés Kofi Annan o el arzobispo sudafricano Desmon Tutu. También, un grupo de 130 organizaciones procedentes de todas partes del mundo, lideradas por Human Right Watch, enviaron una carta a los líderes africanos pidiendo que no se retirasen de la CPI.

Es verdad que la Corte Penal Internacional puede ser sujeto de muchas críticas, por sus limitaciones y condicionalidades que le ponen algunos países, pero definitivamente no es una excusa para abandonarla.

Al final, se ha impuesto la cordura y la cumbre de la UA felizmente, no ha aprobado la propuesta de retirarse en bloque de la CPI, solo ha pedido que no se juzgue a los políticos que detentan un cargo. Obviamente, que es un pedido con nombres propios. Pero el solo hecho de plantearse el abandonar este organismo, ha puesto en duda  la capacidad de liderazgo en el continente.

Habría que preguntarles a los líderes africanos que estuvieron cómodamente instalados en el majestuoso edificio de la UA, por qué no se dedicó la famosa cumbre extraordinaria, a discutir temas muchos más esenciales para los millones de personas que viven en el continente, en vez de gastar el tiempo en ver cómo defender a un puñado de las personas más poderosas de África.

Uno de los campos de refugiados de las víctimas de la guerra
civil en Darfur, conflicto que dejó 300,000 muertos y 2,7 millones
de desplazados.
Si no lo recuerdan, en la actualidad hay bastantes temas que necesitan mucha atención de los líderes del África, como puede ser el de la pobreza que sufren millones de africanos en todo el continente y que mata a miles de niños y niñas por falta de acceso a servicios primarios como: el agua potable, alimentos básicos y cuidados médicos.

También, deberían de haber puesto en las agendas de sus asambleas extraordinarias, los motivos por los cuales los africanos huyen de sus países temerariamente, usando precarias barcazas arriesgando sus vidas, huyendo de los conflictos armados, la represión y la pobreza. Para ninguno de estos temas se convoca a una cumbre extraordinaria de la Unión Africana, pero sí para ver cómo otorgar impunidad contra el genocidio, los crímenes de guerra y los delitos contra la humanidad a los políticos del continente.

Solo por ese hecho cabe sospechar que ahora mismo existe una falta de verdadero liderazgo en el continente, los políticos piensan más en sí mismos, en mantener sus privilegios, en enriquecerse, en querer estar por encima de la ley, que en el bien común y las necesidades de sus ciudadanos.







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