Wednesday, May 21, 2025

 

BURKINA FASO: LA REVOLUCIÓN SILENCIADA

Por: Javier Fernando Miranda Prieto 

Ibrahim Traoré el nuevo líder de Burkina Faso, con fuerte vocación panafricanista, ha heredado el carisma, la ejecutoria revolucionaria y el ideario político de Thomas 
Sankara, gran figura histórica de su país. 

En el sahel africano, esa amplia franja que recorre al sur del Magreb, desde el Mar Rojo al Océano Atlántico, está en curso una revolución de la cual se habla poco en los medios de comunicación. En una zona históricamente dominada por el colonialismo francés, los militares de tres países, Níger, Mali y Burkina Faso se han hecho con el poder en los últimos tres años.

A diferencia de otras dictaduras militares que han pululado en el continente africano, muchas veces aupadas y financiadas por poderes occidentales, los gobiernos de estos países han abrazado una agenda panafricanista, para recuperar el patrimonio del Estado, muchas veces en manos privadas occidentales, y en defensa de la soberanía nacional y el derecho de sus pueblos.

Particularmente interesante resulta el caso de Burkina Faso. Desde el 30 de setiembre del 2022, luego del golpe de Estado contra el presidente interino Paul-Henri Sandaogo, gobierna el país el joven capitán Ibrahim Traoré. Este carismático militar es uno de los muchos oficiales entrenados en la lucha contra el yihadismo en el norte del país, profundamente desilusionado con la corrupción imperante y la falta de equipamiento efectivo de las unidades que enfrentaban a los terroristas.

               “A diferencia de otras dictaduras africanas,

           estos países tienen una agenda de reconstrucción

              nacional, recuperar el patrimonio del Estado

                           y en defensa de la soberanía”

Traoré se ha mostrado como un líder con clara vocación panafricana, fuertemente influenciado por el ejemplo del gran líder revolucionario burkinés Thomas Sankara, quien impulsara un ambicioso programa de transformación económica y social en su país en la década de los años ochenta, frustrado por su asesinato en 1987, impulsado y financiado por Francia. En los cuatro años que duró su mandato, Sankara estableció relaciones con todos los países del mundo, en especial con las naciones tercermundistas. Impulso inéditos programas de alfabetización y campañas de vacunación masivas contra la meningitis, fiebre amarilla y sarampión, recibiendo el reconocimiento de instituciones internacionales como la Organización Mundial de la Salud OMS, por su esfuerzo en la programación y ejecución de estos programas de salud.

También dio importantes pasos en el reconocimiento a la igualdad de género y la valoración del rol de la mujer en la sociedad africana, medidas sociales que fueron precursoras para su tiempo.

No es casualidad que tanto Sankara como Traoré provengan de las filas del ejército. Una situación común a muchos países africanos y de otras latitudes. En sociedades tan desestructuradas por la pobreza y la corrupción gubernamental, con escazas oportunidades de acceso a la educación y a la cultura, la vida militar se convierte muchas veces en una de las pocas opciones para labrar un futuro estable.

Traoré ha fortalecido lazos económicos y de seguridad con
Rusia, incluyendo la construcción de una central
nuclear para uso civil y también con China, país
que invierte en infraestructura y energía.

En sociedades latinoamericanas y africanas el militar proviene del pueblo, pero no pocas veces se ve obligado a enfrentarse a este en defensa de los intereses del capital nacional o extranjero. Y mientras más pobre y corrupto es el país, más vive el militar en carne propia el abandono y el desdén de sus mandos y de las elites a las cuales está subordinado. El ejército en sociedades en desarrollo, es una cantera donde se puede alimentar la reacción, y ahí la proliferación de militares golpistas y oportunistas, pero también es un espacio donde puede madurar, en el seno de un sector, una concepción revolucionaria de cambio para su sociedad y su país.

El ejemplo de Sankara en el ideario y ejecutoria del presidente Traoré, evidencian la vitalidad de las ideas y el riesgo de enfrentar enemigos comunes. Traoré ha debido de encarar varios intentos de golpes de Estado y amenazas de intervención extranjera. El yihadismo, muy probablemente estimulado desde afuera, ha aumentado las hostilidades en contra del gobierno, lo cual complejiza la situación de seguridad del país, ya de por sí bastante compleja.

               “El peligro más inmediato, es el accionar

              de los grupos yihadistas, lo cual podría ser

             una acción concertada entre los terroristas,

              las monarquías petroleras y las potencias

                                       occidentales”

A pesar de estos inconvenientes, en los tres años al frente del ejecutivo, Traoré ha logrado pasos concretos que impactan en la calidad de vida del pueblo burkinés. En el plano económico se ha dado un crecimiento del PBI del país entre 2022 y 20024, creciendo de aproximadamente 18,800 millones de dólares en 2022 a 22,100 millones de dólares en 2024.

El gobierno de Burkina Faso ha rechazado préstamos del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, rompiendo explícitamente los lazos de dependencia financiera con Europa y los Estados Unidos. Asimismo, se ha avanzado en la recuperación de los recursos naturales, como el oro con la creación de una corporación minera estatal y la inauguración en noviembre de 2023 de la primera refinería de oro del país. Antes este mineral se exportaba sin refinar, a precios mucho más bajos.

El gobierno también ha apostado por el desarrollo de la agricultura, ampliando la frontera agrícola, tecnificando las unidades de producción, fundamentalmente la agricultura familiar, la cual abastece el mercado interno. Asimismo, se establecieron dos plantas de procesamiento de tomates, lanzando incluso una marca propia de conserva de tomates y una segunda planta procesadora de algodón.

En política exterior su gobierno ha dado pasos osados, en el marco de la compleja geopolítica global. Con la intensión de romper definitivamente con la dominación neocolonial francesa, expulso en el 2023 a las fuerzas francesas del país, incluyendo las que participaban en la operación Sabre contra el terrorismo yihadista.

Desde la llegada al poder, el nuevo gobierno militar ha tenido
un gran respaldo popular, por su compromiso en satisfacer
las principales necesidad del pueblo burkinés.

Luego de abandonar la Comunidad Económica de los Estados del África Occidental CEEAO, la cual se había convertido en el Ministerio de Colonias de Francia en la región, creo junto a Níger y Mali la Alianza de Estados del Sahel, que contempla varias cláusulas que contribuyen al desarrollo y a la defensa mutua. En un claro alejamiento de occidente, ha fortalecido lazos con Rusia en materia económica y de seguridad, incluyendo un acuerdo para la construcción de una central nuclear para uso civil y con China, país que impulsa diversas inversiones en infraestructura vial y energética. 

              “Bukina Faso ha fortalecido lazos económicos

             y de seguridad con Rusia, y con China, país que

                      invierte en infraestructura y energía” 

Estos cambios profundos en la dinámica económica del país y en su orientación política y diplomática, han generado una reacción en los centros de poder de occidente. El pasado 3 de abril, durante una audiencia en la Comisión de Defensa del senado norteamericano, el general Michael Langley, comandante en jefe del AFRICOM, acuso al régimen de Burkina Faso de estar sobornado por China y usar “sus reservas de oro para proteger al régimen de la Junta Militar”, lo cual podría abrir la puerta a futuras acciones de sabotaje y desestabilización de Washington en contra del gobierno burkinés.

El peligro más inmediato en la actualidad, como ya se había señalado, proviene del exponencial aumento de la actividad de los grupos yihadistas en el país, lo cual podría interpretarse como una acción concertada entre estos grupos terroristas, las monarquías petroleras árabes y las potencias occidentales.

Al igual que a muchas otras experiencias revolucionarias en el pasado, lo que ocurre en Burkina Faso es cubierto por un manto de silencio y difamación por los medios de prensa occidental, los cuales sin duda se disponen a aplicar con Ibrahim Traoré la misma solución, que en su momento, aplicaron con Thomas Sankara. Romper ese velo silencioso es un elemental deber de solidaridad con el pueblo burkinés para poder develar la verdad de una revolución silenciada.


No comments:

Post a Comment