Wednesday, January 1, 2025

 

ÁFRICA 2024: UN AÑO PARA NO OLVIDAR

 Por: Javier Fernando Miranda Prieto 

La República de Sudán fue el escenario del peor conflicto armado vivido en África en el 2024.
Lo que empezó como una cruenta pugna de liderazgo entre dos caudillos militares, desembocó
en una espiral de violencia sin límites, que involucra a países vecinos, presencia de ejércitos
extranjeros y una peligrosa crisis humanitaria entre la población civil. 

El 2024 no fue “un año más” para África. Además de las tragedias sistémicas asociadas a la migración irregular y los conflictos armados, el continente vivió importantes transformaciones políticas y económicas. Lo más relevante reflejado por la prensa fueron las guerras en el sahel, Sudán y la RD del Congo y los cambios de gobierno, además de la decidida expulsión de tropas y empresas de Estados Unidos y Francia; pero también ganaron titulares los lazos consolidados con Rusia, China y otras potencias en condiciones de mayor equidad entre socios.

Los conflictos armados fueron causa esencial de hambrunas, empobrecimiento, desplazamiento forzado de la población y alta mortalidad, sobre todo la guerra en Sudán, desatada en abril de 2023 entre las Fuerzas Armadas del gobierno y las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), a pesar de los reiterados intentos fallidos de negociación de un alto al fuego. 

Según denuncias del Consejo de Soberanía de Sudán y de varias organizaciones civiles, las Fuerzas de Auxilio Rápido FAR bombardearon pueblos, saquearon, violaron, secuestraron mujeres y niñas con fines sexuales, incendiaron aldeas, destruyeron infraestructuras de la agricultura y el comercio, y realizaron operaciones de limpieza étnica contra las tribus. Además, cometieron masacres contra poblaciones que intentaban huir del conflicto, lo cual radicalizó las posturas internas.

“Sudán el peor conflicto armado vivido durante el 2024. ¿Solución a la vista?” 

Los esfuerzos que realizaron por controlar la capital, Khartum, y Darfur, fueron vistas como claro intento por dividir el país, para lo cual finalmente anunciaron su disposición a cooperar con un nuevo gobierno, encargado de supervisar las áreas bajo su control. También, las milicias rebeldes de las FAR se infiltraron en junio en la República Centroafricana, en amenaza importante para toda la región.

El impacto social de la guerra en Sudán es dramático. Reportes de organismos internacionales hablan de más de tres millones de civiles desplazados fuera del país y 18 millones dentro de la nación.

Para estas acciones las FAR contaron, según el gobierno sudanés, con el apoyo de Emiratos Árabes Unidos, cuestión que Abu Dabi negó en reiteradas ocasiones. El Congreso de Estados Unidos encargó una investigación sobre el tema y condicionó a sus resultados el suministro de armas a esa nación árabe.

A menor escala se presentaron conflictos en otros países, asociados a la acción terrorista. Asesinatos, explosiones, secuestros masivos y ataques a puestos militares: huellas de Daesh, Al Qaeda y otros grupos locales, lo cual desató la respuesta de las fuerzas de seguridad para aniquilar o arrestar a sus líderes y efectivos.

“Terrorismo yihadista en el Sahel, la RD del Congo y Somalia: Más de lo mismo” 

En este contexto se reportaron sucesos desde Níger, Nigeria, Burkina Faso, Mali, Chad y República del Congo, donde ataques de milicias como Lakurawas, Boko Haram y Fuerzas Democráticas Aliadas costaron centenares de vidas entre rebeldes, civiles y efectivos policiales, y agravó la crisis de los servicios médicos de urgencia.

De igual modo se comportó el año en Kenia y Somalia, donde las fuerzas armadas, respaldadas por la población local, enfrentaron al grupo Al-Shabaab, responsable de numerosos crímenes, como el de la playa Lido, en Somalia, con un saldo de 32 fallecidos y 63 heridos.

El retiro del ejército y bases militares francesas en África fue 
un hecho recurrente durante el 2024. La crisis de liderazgo de la 
potencia gala en el continente, vislumbra una nueva
correlación de fuerzas en la región.

Otro punto rojo a inicios de año fue la disputa entre Somalia y Etiopía, cuando esta última se declaró dispuesta a reconocer la autonomía de la región separatista de Somalilandia a cambio de contar con salida al mar Rojo por 50 años.

Kenia propuso un tratado marítimo regional para calmar esas tensiones y finalmente Turquía anunció en noviembre un acuerdo de reconciliación entre Addis Abeba y Mogadiscio, que sentará las bases para la cooperación, el desarrollo económico y la prosperidad del cuerno africano. A la luz de este acuerdo, Etiopía prometió reconsiderar su entendimiento con Somalilandia y el nombramiento de su embajador. 

“La parábola del desarrollo en África y la ayuda humanitaria”

A pesar de los leves avances en la solución de los conflictos armados, el continente africano cerró el año con un balance económico desfavorable y una situación humanitaria y climática tildada de caótica en varias naciones. La Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Somalia (Unsom) calificó de trágicas las condiciones de vida. Aunque la cifra de personas dependientes de la asistencia exterior disminuyó a siete millones, la inseguridad continuó y las enfermedades exacerbaron las necesidades. Los desplazados superan los 3,8 millones y el plan de respuesta humanitaria requiere mil 600 millones de dólares, no garantizados por los suministradores.

Unos tres millones de personas en Chad y 24 millones en Sudán padecen una inseguridad alimentaria aguda, con cinco millones al borde de la hambruna. Según expertos de la ONU, la crisis sudanesa es peor que la combinación de Somalia, Gaza y Ucrania, con un fuerte conteo regresivo hacia el hambre, la desesperación y el colapso de una civilización entera. Alrededor de 222 mil niños podrían estar muertos a final del 2024, sólo en Darfur, debido a la desnutrición. La Liga de países árabes, Naciones Unidas, la Unión Africana y algunos partidos influyentes en la región, buscan controlar la situación y ayudarlos a salir de la crisis.

Por razones económicas, políticas o de seguridad, varios países de la región, tuvieron acercamientos en sus relaciones durante el 2024, tras años de distanciamiento en algunos casos. Cabe mencionar el entendimiento entre Irán y Sudán o Libia y Etiopía, y los diálogos de Egipto con Turquía y Somalia.

“El Adiós a Estados Unidos y a Francia”

Con respecto a la presencia militar de Estados Unidos, 2024 fue un año de sacudidas. En Niamey, Níger, hubo protestas para exigir la salida de esas tropas, luego de la decisión de la junta castrense establecida en julio de poner fin al acuerdo con Washington, cortar la colonización francesa en todos los órdenes (militar, político y económico) y dar la bienvenida a entrenadores de seguridad y empresas de Moscú.

Fue perceptible la tensión de los estadounidenses cuando las tropas rusas se acomodaron en la base, donde compartieron espacio con 100 soldados alemanes y 150 italianos. Para completar, Níger acordó con Moscú la fabricación de tres satélites para ampliar su seguridad y la de sus vecinos ante los repetidos ataques terroristas.

Mientras, EE. UU trasladó sus tropas a una base en Costa de Marfil, otorgó a Egipto una ayuda militar por mil 300 millones de dólares y organizó en Camerún una reunión de logística con participación de representantes de una parte del continente: Benin, Gambia, Ghana, Cabo Verde, Camerún, Costa de Marfil, Liberia, Mauritania, Nigeria, Santo Tomé y Príncipe, Senegal, Chad, Guinea Ecuatorial, y la Comisión económica Cedeao.

La presencia del oso ruso y el dragón chino en territorio
africano, le ofrece a estos países una nueva relación comercial, 
tecnológica, diplomática y militar más equilibrada.

Francia también sufrió reveses, pues además de Níger, Senegal le exigió cerrar las bases militares en su territorio y re-direccionar el vínculo sobre bases de respeto mutuo, y Chad concluyó el acuerdo de cooperación en seguridad y defensa y retiró los aviones galos de su territorio.

Por otro lado, el mandatario galo reconoció este año la responsabilidad de Francia en el genocidio en Ruanda, tres décadas atrás, que costó la vida a más de 800.000 personas, sobre todo de la población tutsi, lo cual agudizo el enojo de la población africana en contra de la presencia militar francesa en el continente.

"Rusia y China: Los nuevos amigos"

Como iniciativas regionales relevantes resultaron el Protocolo para el aprovisionamiento de gasoil de Níger a Malí, Burkina Faso, Chad y Togo, con el fin de aliviar su dependencia energética, y la Fuerza de Tarea Conjunta Multinacional (Nigeria, Níger, Camerún y Chad), para enfrentar activos en las respectivas zonas fronterizas.

Por su parte, Moscú probó su disposición a colaborar con otros países africanos, como Senegal y Burkina Faso, para aumentar la preparación de las fuerzas armadas y los servicios especiales contra el terrorismo. 

En ese marco, Sudán ratificó este año el compromiso de construir una base naval rusa en sus costas del mar Rojo, y advirtió a Estados Unidos sobre el rechazo de su país a cualquier intromisión, sobre todo en lo relativo a sus vínculos con la nación rusa.

A la luz de este breve resumen, podemos constatar que el 2024 fue para África, un año de contrastes, de luces y sombras, un año para recordar. Varios conflictos armados pasan al 2025 sin paz en el horizonte. Solo algunos amainaron en el año que se va y ciertas negociaciones en curso podrían arribar a buen puerto en los próximos doce meses. Como fuere, el año que se está yendo ha sido un año para no olvidar, quizás como el que vendrá.

 

No comments:

Post a Comment