Tuesday, November 25, 2025

 ESTADOS UNIDOS EN EL CARIBE:

UN PRONTUARIO DE INVASIONES Y CRÍMENES

Por: Javier F. Miranda Prieto 

Con la voladura del Maine, en las costas de Cuba en 1898, los Estados Unidos inauguró sus acciones imperialistas
en tierras latinoamericanas, y el uso de las operaciones de "falsas banderas",
que le servían para invadir un país y adueñarse de sus riquezas. 

Los Estados Unidos a lo largo de su historia cuenta con una extensa lista de “falsas banderas” -operación encubierta en que un país comete un ataque o un atentado y hace que parezca que fue cometido por otro- con el objetivo de atacar o invadir a países que no le son afines o para adueñarse de sus riquezas naturales.

Actualmente, el gobierno de Washington desarrolla esas infames operaciones en contra de la República Bolivariana de Venezuela, para lo cual ha creado todo un maratón de falsas informaciones en las que acusa a las autoridades y dirigentes de ese país de ser narcotraficantes, mientras a la par llena la zona del Mar Caribe frente a las costas de Venezuela de numerosos barcos de guerra, incluyendo submarinos atómicos, destructores y el mayor portaviones del mundo.

Y es que Estados Unidos cuando va intervenir en un país, lo primero que hace es “crear” una justificación mendaz pero con visos de una falsa “realidad”, para que los medios de comunicación los acompañen y de esa forma tratar de convencer a su pueblo y a la comunidad internacional de que resulta completamente necesaria su programada intervención.

La base principal de esa mentira, es mostrar al país, donde ya tienen prevista lanzar las garras del águila, como si allí solo existiera muerte, destrucción y que con la llegada de las fuerzas militares estadounidenses se le devolvería “la paz y la democracia”.    

                    “Washington desarrolla esas infames

                operaciones contra Venezuela, para lo cual

                      ha creado todo un maratón de falsas

            informaciones en las que acusa a las autoridades

              y dirigentes de ese país de ser narcotraficantes”

Son muchas las operaciones lanzadas por Estados Unidos contra diversas naciones del mundo y enumerarlas llevaría un largo tiempo, pero citaré algunas de las más relevantes que dan la medida de la agresividad demostrada por Washington para obtener sus objetivos.

El 15 de febrero de 1898 estalló el acorazado norteamericano Maine, que se encontraba en la bahía de La Habana, con la excusa de realizar una “visita amistosa” a una de las colonias que mantenía España en el Mar Caribe: Puerto Rico y Cuba.

Murieron 266 marines e inmediatamente los medios de comunicación estadounidenses acusaron a España, de haber volado la embarcación con una mina submarina. Dos meses después, en abril, ese hecho sirvió de pretexto para iniciar la Guerra Hispano-Norteamericana. El naciente imperio estadounidense derrotó a las fuerzas españolas y como consecuencia Madrid perdió no solo Cuba sino también Puerto Rico, Filipinas y Guam.

La zona del Caribe frente a Venezuela se ha convertido
en teatro de operaciones pre-bélicas con la llegada de
buques de guerra, portaaviones y destructores.

Prácticamente las fuerzas mambisas (guerrilleros independentistas cubanos) estaban a las puertas de derrotar a los colonialistas españoles después de décadas de enconadas luchas.

Posteriormente, con el pretexto de la doctrina del “Destino Manifiesto” -surgida en el siglo XIX que sostenía que los EE.UU estaba destinado por Dios a expandirse por todo el continente americano-, que cimentó la política imperialista norteamericana, la Casa Blanca intervino militarmente en Haití, Nicaragua y República Dominicana. Inaugurando en tierras latinoamericanas sus acciones imperialistas y el uso de las operaciones de "falsa bandera", acciones militares de inteligencia que les servía para invadir países y enriquecerse con sus recursos naturales. 

Mediante la burda ejecución del incidente del Golfo de Tonkín el 4 de agosto de 1964, en la que Washington acusó al Ejército Popular de Liberación de Vietnam de atacar barcos estadounidenses, se desató otra operación de falsa bandera que dio motivos a la administración de Lyndon B. Johnson para lanzar destructivos ataques contra esta pequeña nación asiática, dando inicio a la larga e infame guerra de Vietnam.

                     “Con el pretexto de la doctrina del

                     “Destino Manifiesto”, que cimentó

                  la política imperialista norteamericana,

           la Casa Blanca intervino militarmente en Haití,

                     Nicaragua y República Dominicana”

Documentos desclasificados en el 2005 por la Agencia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos determinaron que los informes emitidos durante el conflicto con Vietnam, se habían tergiversado con deliberación y que los agentes a cargo de estas operaciones sabían que era una manipulación. Con esta funesta guerra, Washington quería impedir la influencia de la Unión Soviética y de China en la región asiática (Sudeste Asiático y Península de Indochina).

Años después, con motivo de apoderarse de los ricos yacimientos petrolíferos de Irak (como afirmó en 2007 en sus memorias el ex presidente de la Reserva Federal Alan Greenspan) y extender su poderío en el Medio Oriente donde existen extensas zonas de hidrocarburos, la Casa Blanca creó una amplia operación de falsa bandera.

El imperio norteamericano y los medios de comunicación hegemónicos occidentales iniciaron una campaña para acusar a Bagdad de poseer armas de destrucción masiva que serían usadas contra los países vecinos y los propios iraquíes. Amparado en esa falsa bandera, en 2003 Estados Unidos y una coalición integrada por el Reino Unido y otros países de la OTAN bombardearon e invadieron el país árabe para eliminar al presidente Saddam Hussein. Aún hoy en 2025 Irak sufre las consecuencias de esa demoledora guerra.

                “En Afganistán el pretexto para la invasión

                   fue la eliminación de Osama Ben Laden

                     señalado como el autor de los ataques

                a las Torres Gemelas en Nueva York el 2001”

Como son insaciables las ansias petroleras de Estados Unidos, el gobierno de Barak Obama demonizó al líder libio Muammar Ghadafi con el fin de derrocarlo. En marzo de 2011, bajo la supuesta masacre de Bengasi, fuerzas de Estados Unidos y la OTAN, con la aprobación y complicidad de la ONU, lanzaron violentos ataques contra el país árabe.

La invasión de la OTAN mató a miles de libios, incluyendo a Gadafi quien fue torturado y asesinado por fundamentalistas islámicos, entrenados y armados por el Pentágono, la CIA, Reino Unido y Francia. La verdadera razón fue que Gadafi quería crear una moneda entre las naciones árabes para sustituir el dominio del dólar.

En Afganistán el pretexto para la invasión fue la eliminación de Osama Ben Laden señalado como el autor de los ataques a las Torres Gemelas en Nueva York el 2001 y que aún muchos analistas y expertos consideran que fue organizado por el propio gobierno estadounidense y los servicios de inteligencia israelí.

Por eso las innumerables guerras, golpes de Estado y acciones desestabilizadoras dirigidas contra países que no le son afines, dan la medida de la peligrosidad que se cierne actualmente contra la región del Caribe y en especial contra Venezuela pues Estados Unidos durante años ha estado creando informaciones de falsas banderas para demonizar al presidente Nicolás Maduro y a la dirigencia bolivariana, con el único y verdadero objetivo de adueñarse de las reservas de petróleo, oro y otros minerales estratégicos que posee la nación sudamericana.

Cada vez se hace más necesario detener esa enorme amenaza militar intervencionista de Washington contra Caracas además, con el riesgo de desestabilizar todo el Caribe, América de Sur y sin descartar que sus efectos podrían alcanzar al propio Estados Unidos.

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