MARRUECOS E ISRAEL:
LA MISMA OCUPACIÓN, LA MISMA
IMPUNIDAD
Marruecos e Israel son regímenes gemelos en la ocupación y la
represión. El primero mantiene desde 1975 la ocupación ilegal del Sáhara
Occidental, el segundo impone a la fuerza desde 1948 un régimen de apartheid y
colonización sobre Palestina. Ambos vulneran de forma flagrante el derecho
internacional, las Resoluciones de las NN.UU y las sentencias de tribunales
internacionales.
En el caso de Palestina, la Asamblea General de las Naciones Unidas, la Corte Internacional de Justicia CIJ y el Estatuto de Roma
de la Corte Penal Internacional han
dejado claro que la colonización de territorios ocupados, el desplazamiento
forzoso de la población y los ataques deliberados contra civiles constituyen crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad. La masacre
permanente en Gaza no es un “conflicto armado” sino un genocidio planificado, que busca borrar al pueblo palestino de sus
tierras.
En el caso del Sáhara Occidental, la CIJ en su dictamen de 1975, la Asamblea General de la ONU, según Resolución 1514 sobre Descolonización, han afirmado de forma
inequívoca que Marruecos no tiene soberanía ni administración legítima sobre el
territorio saharaui, y que cualquier explotación de sus recursos naturales sin
consentimiento del pueblo saharaui es ilegal. Antecedentes legales y
jurisprudencia internacional que no puede desconocer la Resolución del Consejo
de Seguridad de la ONU aprobada el pasado 31 de octubre a iniciativa y presión
de los Estados Unidos. A pesar de ello, Rabat sigue ocupando el territorio
saharaui, reprimiendo a su población y levantando un muro de más de 2,700 kilómetros
con minas antipersonales para dividir a familias y comunidades.
“La masacre permanente en Gaza
no es un “conflicto armado” sino
un genocidio planificado, que busca
borrar al pueblo palestino de sus tierras”
Ambos Estados comparten algo más que métodos represivos,
comparten alianzas políticas y militares. Marruecos ha firmado acuerdos
estratégicos con Israel en materia defensa, inteligencia y tecnología represiva,
consolidando un eje de ocupación y violencia colonial que amenaza a toda la
región.
Frente a esta realidad, no podemos aceptar que Marruecos e
Israel intenten lavar su imagen a través del deporte o la cultura. La normalización
internacional es su mejor arma: Marruecos con su candidatura mundialista para ser
sede de la Copa de Futbol 2030, e Israel con su participación en competiciones musicales
y culturales europeas, quieren mostrarse como Estados “normalizados” mientras
cometen crímenes de lesa humanidad.
En el caso de Marruecos, este repudio popular contra su política
represiva, ha generado desde el pasado mes de octubre, diversas y
multitudinarias marchas de protesta contra el gobierno corrupto de Mohamed VI, liderada
por el autodenominado “Movimiento Generación Z”. A ojos de la población, la
situación de pobreza y corrupción, contrasta con las cuantiosas inversiones destinadas
a la construcción de diversas instalaciones deportivas de cara al Mundial de
Futbol 2030. En la actualidad, el país norafricano está construyendo tres
gigantescos estadios de futbol y renovando o ampliando hasta seis de los ya
existentes. Los canticos oídos en las protestas lo dejaban claro: “Los estadios
están aquí, pero donde están los hospitales, las escuelas”. Estas protestas también
han evidenciado el rechazo social frente a la cada vez más visible política de
normalización y estrechamiento de lazos estratégicos entre Rabat y Tel Aviv.
“Marruecos no tiene soberanía
ni administración legítima sobre
el territorio saharaui, y cualquier explotación
de sus recursos naturales sin consentimiento
del pueblo saharaui es ilegal”
Como señalábamos en un artículo anterior, el precedente histórico
es claro: el aislamiento deportivo y cultural fue una herramienta decisiva para
derrotar al apartheid en Sudáfrica. En
la actualidad, frente al apartheid israelí y a la ocupación marroquí, la
respuesta debe ser la misma: Boicot a Israel por el genocidio en Palestina; Boicot
a Marruecos por la ocupación ilegal y represiva del Sáhara Occidental; Boicot
al Mundial de Futbol 2030, que pretende normalizar y legitimar la ocupación
marroquí.
La legalidad internacional está de lado de Palestina y del
Sáhara Occidental. Lo que falta es la voluntad política y la movilización
social. Por eso, se debe de lanzar un llamamiento urgente a los movimientos
sociales, organismos internacionales, colectivos mundiales de artistas,
deportistas y ciudadanía del mundo consiente: que no se puede legitimar con
nuestra presencia ni con nuestro silencio a quienes asesinan, colonizan y roban
la tierra de otros pueblos.
Marruecos e Israel son la misma cosa: ocupación, represión,
apartheid y genocidio. Frente a ellos, la respuesta es boicot, resistencia y
solidaridad internacional.

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