sábado, 14 de diciembre de 2013

REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DEL CONGO
POR FIN UNA BUENA NOTICIA

Por: Javier  Fernando  Miranda  Prieto

Los soldados de las Fuerzas Armadas de la República Democrática del Congo, son recibidos como héroes por la
población de la región de Kivú, ante la huida de los rebeldes del M 23


En momentos, en que nos llegan terribles informaciones de la barbarie que se está dando en la República Centroafricana, luego del golpe de Estado donde una milicia depredadora está controlando la mayoría del país, fomentando las tensiones sectarias entre musulmanes y cristianos y generando el desplazamiento de cientos de miles de personas. Por fin nos llega una buena noticia, que podría estabilizar la precaria situación social y política en la República Democrática del Congo y posibilitar, en un futuro próximo, el fin de su interminable guerra civil.

A principios de noviembre, las Fuerzas Armadas de la República Democrática del Congo -conocidas por sus siglas FARDC- sorprendieron a propios y extraños lanzando una, bien organizada y contundente, ofensiva militar, que en apenas cinco días consiguió reconquistar casi todo el territorio que los rebeldes del M 23 tenían bajo su control desde principios del año pasado.  Las ciudades en que el gobierno congoleño ha vuelto a imponer su autoridad, son las estratégicas: Goma, Kisangani, las provincias de Kivú, localidades que tienen un gran valor económico y geopolítico, ubicadas al este del país, en la región de los Grandes Lagos.

Las ciudades de Kisangani y Goma al Este de la RDC fueron liberadas
del regimen de terror que habían creado las milicias del M 23
Este importante éxito militar de las FARDC, ha conseguido que por primera vez, durante los últimos 15 años, un grupo rebelde sea derrotado por el ejército regular congoleño. Ejército que ha cambiado mucho durante los últimos meses y ha pasado de ser  -y por lo menos en la región de Kivú- una banda de desalmados faltos de todo, que abusaban y violaban a la población de la zona y que huían cobardemente en desbandada cuando oían el primer disparo, a convertirse en unas fuerzas militares profesionales, bien entrenadas y motivadas.

También es la primera vez en ese tiempo, que la vecina Ruanda no tiene ya una milicia aliada en esta zona, de donde se ha aprovechado de mala manera como ha querido: invadiendo territorio congolés, apoyando a la guerrilla, explotando ingentes recursos mineros de la zona, con el objetivo, poco disimulado, de anexarse este rico territorio. Ya lo habíamos adelantado, en dos entradas anteriores cuando tratamos el conflicto armado en la República del Congo (“RDC: Una Guerra Sin Fin”, “Algunos Alcances Para Entender Un Conflicto Eterno”) sino se neutralizan las ambiciones de conquista del presidente Paul Kagame de Ruanda, no se logrará parar la guerra en el Congo.

Por otra parte, el gobierno congoleño, con esta acción militar, ha realizado, por primera vez, lo que nunca pudo o quiso hacer: garantizar la seguridad de sus sufridos ciudadanos, que durante décadas vieron mellados sus derechos humanos y su seguridad personal; hay que recordar que en los últimos veinte años, la cifra de muertos en este país bordearía los cinco millones de personas, sin contar los cientos de miles de desplazados que habitan inhumanos e insalubres campos de refugiados, dentro y fuera del país. Ojalá que los militares de las FARDC consoliden el buen trabajo hecho con una práctica de respeto a los derechos humanos de la población civil que habitan los territorios que acaban de volver a ocupar.


   “El surgimiento del M 23 nos confirma que grupos
       como estos, son expresión de un bandolerismo 
            oportunista y un aventurerismo militar”

El M 23 es el grupo armado más importante y violento que ha tenido que enfrentar, por años el gobierno congoleño. A pricipios del año 2001 se reagrupan varias milicias rebeldes al rededor del Congreso Nacional para Defensa del Pueblo -CNDP- cuyas acciones armadas las realizaban en la estratégica región del Este del país, zona ubicada muy cerca de los yacimientos minerales de oro, cobre, diamantes y coltan y tambien muy cerca de la frontera de la influyente Ruanda. La debilidad del gobierno congolés, el desborde de las acciones guerrilleras y las amenazas de sus líderes de tomar la capital, hicieron que el presidente Kabila del Congo y las milicias rebeldes firmaran un Acuerdo de Paz el 23 de marzo del 2009, en este Acuerdo los guerrilleros se comprometían en constituirse en un partido político y sus soldados ha integrarse a las Fuerzas Armadas de la RDC. 


Miembros del movimiento guerrillero M 23 derrotados se retiran de la
región de los grandes lagos, perseguidos por el ejército congoleño
.
Pero las acciones de violencia de estos grupos armados, ahora vistiendo el uniforme del ejercito congoleño, siguieron generando terror y desconfianza entre la población civil, por sus constantes abusos y asesinatos. Ante esta situación, el gobierno congoleño en abril del año pasado decide replegar a los antiguos guerrilleros, convertidos en soldados del ejercito regular, lejos de la región de Kivú y expulsar y sancionar por genocidio a muchos de ellos, lo que llevó a estos soldados a abandonar el ejercito y crear el M 23, tomando como nombre la fecha del Acuerdo de Paz -el 23 de marzo del 2009-. 

El surgimiento y colapso del M 23, nos confirma que organizaciones armadas como esta, que asolan a muchos países africanos, son la expresión de un "bandolerismo oportunista", de un "aventurerismo militar". Es decir, a estas guerrillas y a sus líderes no les interesa realmente la toma del poder, ni mucho menos cambiar el estado de las cosas en sus países. Únicamente, quieren robar y traficar con los recursos naturales de las zonas donde operan. No los mueve ninguna revindicación económica, política y menos ideológica.


      “La derrota del M 23 se debió a las divisiones
          del grupo armado y a la nueva estrategia
                          del ejército congoleño”

Estos supuestos combatientes, son meros aventureros que buscan crear una zona liberada y medrar de las riquezas minerales del lugar, si es con el apoyo de alguna potencia extranjera o de alguna empresa transnacional mucho mejor. Prueba de ello, ha sido el accionar del M 23, un grupo rebelde que lucraba defendiendo los intereses económicos y geopolíticos de la vecina Ruanda.


Pero volvamos a la exitosa operación militar de las FARDC. Nadie podía imaginarse esta nueva situación militar, cuando apenas el año pasado, recién creada la guerrilla M 23, ocupó la ciudad de Goma creando una situación de terror entre la población, los milicianos tutsis robaron y saquearon todo lo que les dio la gana antes de retirarse bajo una fuerte presión internacional. Por ello, no es extraño que en todas las localidades de donde se retiró el M 23, huyendo del ejército congoleño, sus habitantes recibieran a las tropas del Congo como héroes, como sus salvadores y varios miles de desplazados, que habían huido de los combates, empezaron a regresar a sus hogares.

El joven presidente de la RDC Joseph Kabila encamina a su país hacia la
paz y la reconciliación, en una Nación sacudida durante años por
la violencia.
El M 23 impuso en estas ciudades, una administración de terror: cobró impuestos a todo vehículo que pasaba, recabando con ello millones de dólares, obligó a la población a realizar trabajos forzados, reclutó a la fuerza a niños y niñas para enrolarlas en sus milicias y realizaron matanzas indiscriminadas contra la población civil.

La derrota de este grupo rebelde a manos de las FARDC de debe principalmente a dos factores: las divisiones internas del grupo armado y el cambio de estrategia del ejército congoleño. Sobre lo primero, el M 23 tan pronto como se creó, se dividió en dos facciones la lideraba por Sultani Makenga y la dirigida por el señor de la guerra Bosco Ntaganda, que acabó huyendo a Ruanda y entregándose a la embajada de los Estados Unidos, para ser transferido a la Corte Penal Internacional, para ser juzgado por crímenes de lesa humanidad. Después de esto el M 23 sufrió cientos de deserciones, sobreviviendo solamente por el apoyo militar de Ruanda y en menor medida de Uganda, por mucho que ambos países, hayan tenido la caradura de negar lo que era evidente. La presión internacional de los pises occidentales donantes de Ruanda ha tenido su efecto y durante los últimos meses, el gobierno de Paul Kagame, no tuvo otra alternativa que dejar caer a sus protegidos.

Sobre el segundo factor: fue sorprendente el rápido avance de las FARDC, que siempre había tenido fama de ser un ejército ineficaz y de haber huido en estampida ante la amenaza de la presencia de los rebeldes. Muchas cosas cambiaron en el aspecto militar, desde que a principios de año el presidente congoleño Joseph Kabila nombrara un nuevo jefe de Estado Mayor, el general Francois Olenga quien ha sido el artífice de una nueva estrategia militar, en la que han participado comandos de fuerzas especiales más profesionales, la logística ha estado bien organizada y los soldados han recibido sus raciones y sus sueldos.

        “Crear situaciones de discriminación solo
       conseguiría que mañana otro grupo rebelde
          volviera a tener un pretexto para iniciar
                        otra rebelión armada”

También ha influido, la nueva brigada de la Misión Militar de los Países del África Central que tienen un mandato ofensivo. Esta brigada está formada por 3,000 soldados de Tanzania, Malawi y Sudáfrica. Esta Misión Militar Africana ha pasado de ser una misión de la ONU desprestigiada, despreciada y mirada con malos ojos por la población en el Este del Congo, a ser un ejército extranjero que ha empezado a gozar de la confianza de los congoleños. Ya han anunciado, que una vez que terminen con el M 23 irán a neutralizar a otros grupos rebeldes de la zona. Trabajo no les va faltar, ya que se calcula que habrá cerca de una decena de pequeños grupos rebeldes en la estratégica región de Kivú.

Luego de la estabilización en la provincia de Kivú la población, refugiada
en otras ciudades, regresa a sus hogares. 
Asimismo, no se pude olvidar, que por mucho que los militares hayan hecho su trabajo, la solución del conflicto en la RDC no pude ser puramente militar. Salvo imprevisto, ya se está alistando una ronda de conversaciones en la ciudad de Kampala capital de Uganda, para poner fin al conflicto armado en el Congo. Uno de los puntos más espinosos de estas conversaciones será la cuestión de la amnistía y el futuro de los líderes rebeldes. La RDC se niega a conceder la amnistía a 60 jefes militares, entre ellos al líder del M 23 Sultani Makenga y hace muy bien, porque la experiencia reciente ha demostrado que tener a criminales de guerra en las FARDC ha sido desastroso.

Otro punto importante, será que la población se reconcilie con los congoleños de origen ruandés, a quienes se les acusado muchas veces de ser colaboradores del M 23. En las regiones de los dos Kivus hay infinidad de personas de origen ruandés, hutus y tutsis, que son ciudadanos del Congo y que tienen derecho a vivir en paz con sus vecinos. Crear situaciones de discriminación solo conseguiría que mañana otro grupo rebelde volviera a tener un pretexto para iniciar otra rebelión armada y estoy convencido que los congoleños están hartos de vivir siempre en guerra y no dejaran pasar esta buena noticia, para poder consolidar la paz en su país.






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