Tuesday, October 28, 2025

 

EL FASHER–SUDÁN:

UNA TRAGEDIA OLVIDADA

Por: Javier F. Miranda Prieto

El pasado domingo 26 de octubre, las milicias de las RSF tomaron la ciudad de El Fasher, capital de Darfur-Norte,
ubicada al oeste de Sudán. En un hecho más de esta larga y casi olvidada guerra civil sudanesa, que enfrenta al ejercito regular sudanés y a las milicias de paramilitares.

En la actualidad las crisis humanitarias se suceden en diferentes rincones del planeta (RD del Congo, Gaza, Yemen, Afganistán, Sudán), y en muchos casos estos conflictos se mantienen silenciados y relegados en un segundo plano en medio de la vorágine mediática. Es lo que sucede con la pequeña ciudad de El Fasher, capital de Darfur-Norte, región ubicada al oeste de Sudán, que desde hace 18 meses estuvo sitiada por las milicias mercenarias de las Fuerzas de Apoyo Rápido RSF, por sus siglas en inglés. Las cuales llegaron a ingresar a sangre y fuego a esta ciudad el pasado domingo 26 de octubre. Las RSF se formaron durante la guerra de Darfur en el 2003, bajo el nombre de Janjaweed, quienes fueron acusados de genocidas durante ese conflicto.

Las primeras informaciones señalan que las milicias paramilitares habrían saqueado las oficinas públicas, escuelas y todos los hospitales, provocando el colapso del sistema sanitario. Por otra parte, por razones de seguridad, el ejército sudanés se habría retirado de la ciudad hacia zonas más seguras, sin descartar la retoma de esta estratégica región en los próximos días. El Alto Comisionado de las NN.UU para los Derechos Humanos ha lanzado una advertencia sobre el riesgo de hambruna en este país, pero sobre todo sobre el peligro de ejecuciones sumarias por motivos étnicos (en Darfur conviven las etnias: Fur, Masaalit y Zaghawa, quienes fueron víctimas de matanzas por los antiguos Janjaweed en la guerra de 2003, milicias que ahora forman las RSF), acciones que se estarían produciéndose en la zona. Por el momento es imposible calcular el número de nuevas víctimas civiles.

El Fasher constituyó el último apoyo importante para el ejército sudanés en la zona de Darfur por lo que las RSF estaban centrándose en acabar con él. Esta ciudad reúne a una parte importante de la población desplazada de la región y se encuentra prácticamente aislada y sin rutas estables de abastecimiento de medicinas, alimentos y asistencia internacional.

La región de Darfur constituye un punto estratégico dentro de Sudán ya que conecta con sus vecinos Chad, Libia, Sudán del Sur y República Centroafricana lo que supone una zona clave para el movimiento transfronterizo de recursos y efectivo. Al mismo tiempo es una zona rica en recursos naturales como oro y uranio, de gran importancia para sostener los gastos de guerra, y tierras fértiles que son necesarias para sustentar la seguridad alimentaria.

             “El Fasher constituye el último apoyo importante

           para el ejército regular sudanés en la zona de Darfur

         por lo que las RSF están centrándose en acabar con él.

                  Esta ciudad reúne a una parte importante

                  de la población desplazada de la región” 

Este último avance de las milicias irregulares se enmarca en una interminable y casi olvidada guerra civil sudanesa que dio comienzo en abril de 2023 y que enfrenta a las Fuerzas Armadas Sudanesas y a la milicia de paramilitares Fuerzas de  Apoyo Rápido. Tras la caída de la larga dictadura de Omar Al Bashir (1989-2019), se esperaba una transición democrática en el país, pero nunca llegó. Durante el gobierno interino ambas facciones armadas estaban incluidas, pero el gobierno de transición buscaba que las RSF se integrasen en el ejército regular, algo a lo que la milicia paramilitar se negaba. El conflicto comenzó con ataques de las RSF a posiciones del ejército sudanés que no tardó en responder. Desde ese momento ambos bandos han luchado por ocupar posiciones estratégicas sin que ningún grupo armado haya conseguido sobreponerse lo suficiente para finalizar el conflicto o llegar a un acuerdo.

La avanzada de las milicias de las RSF sobre Darfur-Norte. 
En azul las fuerzas paramilitares. En Rojo el ejército
sudanés y en Amarillo otros grupos armados.

Estados Unidos y Arabia Saudita fueron los promotores de las conversaciones en la ciudad saudí de Yeda en el 2023, en las que se buscaba un alto el fuego y la apertura de corredores humanitarios pero quedó bloqueado por la falta de voluntad de las partes en llegar a un acuerdo. Por otro lado, Egipto trato de mediar a través de la Iniciativa de los Estados Vecinos de Sudán, mientras que Sudán del Sur y Chad buscaron la mediación para detener el conflicto que les suponía una importante llegada de refugiados a sus territorios. A estos esfuerzos se sumaron la Unión Africana y Naciones Unidas, aunque su papel fue más secundario.

En un conflicto armado como este, ubicado en una zona tan estratégica como Sudán (muy próxima al Cuerno de África y a las costas del Mar Rojo, vía marítima de los buques petroleros que abastece a las potencias occidentales), no faltan los terceros actores que se involucran para conseguir materias primas estratégicas o mayores cuotas de poder y presencia en la región. La intervención de estos terceros países apoyando a uno u otro bando hacen que el conflicto gane complejidad y se alargue en el tiempo.

              “En una zona tan estratégica como Sudán

         (muy próxima al Cuerno de África y a las costas

       del Mar Rojo, vía marítima de los buques petroleros

               que abastece a las potencias occidentales),

          no faltan los terceros actores que se involucran

           para conseguir materias primas estratégicas” 

Los Emiratos Árabes Unidos han sido señalados por proporcionar apoyo en materia logística y de armamento a las fuerzas mercenarias de las RSF por el interés que tienen por el oro sudanés. A su vez, el por entonces grupo Wagner (ahora África Grup) tuvo contacto con las RSF buscando también un suministro estable de oro. Por su parte, al ejército sudanés tampoco le faltan aliados en el ámbito regional y mundial. Egipto ha apoyado al gobierno sudanés debido a la necesidad de estabilizar su frontera sur. Eritrea también se implicó en este banco buscando un objetivo similar. Sin olvidar, que Arabia Saudita, Turquía e Irán buscaron mantener y consolidar su influencia en el Mar Rojo, enmarcada en la rivalidad que tienen estos tres países.

Desde entonces, las crisis humanitarias se han desatado en diversos puntos de Sudán y con la toma de El Fasher corre el riesgo en convertirse en la  mayor crisis de hambre a nivel mundial. Al mismo tiempo este país lidia con desastres naturales que se intensifican con el paso de los años con fuertes lluvias y deslizamientos de tierra provocadas por las mismas, esto ha generado desplazados internos que se suman a los que huyen del conflicto. Hasta el momento se han contabilizado en torno a 12 millones de desplazados, 8 millones se han movilizado dentro del país, pero otros 4 millones se han dirigido a naciones vecinas.

La martirizada ciudad El Fasher, fue declarada como zona de hambruna por Naciones Unidas a principios de año. De acuerdo con el Programa Mundial de Alimentos, en torno a 260 mil personas se encuentran en riesgo de inanición en la capital de Darfur-Norte, de los cuales 150 mil son niños. De acuerdo con datos recabados por el New York Times y publicados el pasado domingo 26, los alimentos básicos cuestan un 460% más que en otras regiones de Sudán, un kilo de arroz puede llegar a costar 73 dólares.

             “El gobierno sudanés tiene mucho que perder

                a nivel bélico y político como para entregar

             la capital de Darfur y para las RSF supondría

                 demasiadas ventajas estratégicas para

                            realizar un alto el fuego”

Los centros médicos y educativos han sido atacados de forma sistemática, con 35 hospitales y 6 escuelas alcanzadas. Durante meses esta ciudad sufrió constantes asedios por parte de las RSF. A principios de octubre, tuvo lugar el ataque más mortífero hasta la fecha, en torno a 75 personas muertas por un ataque de drones artillados contra una mezquita. Las Naciones Unidas condenó esta brutal acción armada contra la población civil, señalando “que todo ataque contra edificios religiosos que congrega a población civil constituye un crimen de guerra”. A pesar de las llamadas internacionales para el inicio de negociaciones de paz luego del ataque a la mezquita, las agresiones contra la población civil han continuado, el 11 de octubre las milicias de las RSF ingresaron al centro de desplazados de Dar Al Arqam dejando una secuela de muerte de 60 víctimas.

A su vez, las bajas civiles son difíciles de cuantificar debido a los cortes de las comunicaciones que sufre periódicamente la ciudad. De acuerdo con los datos recabados por Naciones Unidas, entre el 1 de enero y 30 de agosto del año en curso, 6,865 personas han sido asesinadas por el conflicto, 290 de ellos eran niños. El organismo mundial nos pone en contexto la magnitud del derramamiento de sangre en esta infame guerra, alegando que “representa casi el 80% de todas las bajas civiles (8,580) documentadas durante todo el año 2024.

La ocupación de los mercenarios de las RSF, sobre la martirizada ciudad de El Fasher va ha agudizar las condiciones de vida de sus habitantes, empeorando una de las peores crisis humanitarias del conflicto en Sudán. Los servicios humanitarios han advertido que de prolongarse esta situación, esta ciudad sudanesa podría convertirse en un escenario de hambrunas masivas y epidemias. El gobierno sudanés tiene mucho que perder a nivel bélico y político como para entregar fácilmente la capital de Darfur y para las RSF supondría demasiadas ventajas estratégicas para realizar un alto el fuego, lo cual todo apuntaría a la prolongación del conflicto y a la continuidad de esta tragedia olvidada.

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