THOMAS SANKARA:
SÍMBOLO DE DIGNIDAD Y SOBERANÍA EN ÁFRICA
El pasado 15 de octubre se cumplieron 38 años del asesinato
de Thomas Sankara (1949-1987). Hoy su figura y memoria están más vivas y
vigentes que nunca en la memoria del pueblo burkinés. Por ello es importante
analizar su impacto histórico, su innovador enfoque panafricano, su legado
social y cultural y la vigencia de sus ideas en los procesos de cambio contemporáneo
en África.
Sankara no fue solo un presidente de Burkina Faso, sino un
arquitecto de la revolución social africana. Su enfoque integral combinó
justicia social, emancipación económica, soberanía política y promoción de la
identidad cultural africana. Su gobierno de cuatro años (1983-1987) implementó reformas
que transformaron la agricultura, la salud, la educación y los derechos de las
mujeres, dejando un legado tangible que se percibe hasta hoy.
Sankara promovió la producción local y la autosuficiencia
alimentaria, logrando un crecimiento del 75% de cereales básicos según
información de la FAO, mediante organizaciones de campesinos autogestionarios,
orientados a la producción y comercialización de alimentos. Además, implemento
campañas de vacunación masivas que redujeron drásticamente la mortalidad
infantil y programas de alfabetización que incrementaron la educación escolar
del 13% al 25% en menos de cuatro años, fortaleciendo el capital humano del
país.
“Para Sankara, la
independencia económica era
inseparable de la libertad política, y su gobierno
aplicó medidas para disminuir la vulnerabilidad
frente a los intereses extranjeros”
Su modelo económico fue un ejemplo de innovación africana:
limitó el gasto gubernamental innecesario, promovió cooperativas locales y
fomentó la producción industrial básica con tecnología local, demostrando que
un país africano podía aspirar a la autosuficiencia sin depender exclusivamente
de la ayuda extranjera. Para Sankara, la independencia económica era
inseparable de la libertad política, y su gobierno aplicó medidas concretas
para disminuir la vulnerabilidad frente a los intereses extranjeros, en
especial de la antigua metrópoli francesa.
El llamado pensamiento sankarista, transcendió las fronteras
nacionales: su visión de panafricanismo planteaba la unidad política y económica
de África frente a la injerencia extranjera y la explotación económica de al
potencias occidentales. Criticó la deuda externa impuesta a los países
africanos y promovió la idea de que la emancipación debía ser autogestionada,
soberana y basada en la cooperación sur-sur.
Sankara en política exterior, mantuvo relaciones estrechas
con líderes mundiales como Indira Gandhi, Fidel Castro, Muamar Gadafi, Jerry
Rawling y Samora Machel, buscando establecer un eje progresista en el África
occidental que combinara desarrollo económico, integración regional y defensa
frente a la presión de organismos financieros internacionales. Sus discursos y políticas
reflejan un profundo compromiso con el respeto a la soberanía: “No podemos pagar la deuda externa porque no
solos responsables de ella. Fue impuesta por las potencias coloniales para
mantenernos esclavos. Si Burkina Faso se levanta solo, no estaré en la próxima reunión.
Pero si todos nos levantamos juntos. No podrán cobrarnos”
“Criticó la deuda
externa impuesta a los países
africanos y promovió la idea de que la emancipación
debía ser autogestionada, soberana y basada
en la cooperación sur-sur”
Este enfoque han inspirado a líderes contemporáneos como:
Ibrahim Traoré de Burkina Faso, Assimi Goita en Mali y Abdourahamane Tiani en
Níger, quienes retoman explícitamente principios sankaristas en la lucha contra
la corrupción, la dependencia económica y la influencia externa, así como en la
promoción de proyectos regionales de desarrollo autónomo.
Sankara comprendió que la transformación africana requería
cambios sociales y culturales profundos. Su gobierno impulsó la liberación de
la mujer, prohibiendo prácticas como
matrimonios forzados y la poligamia y promoviendo su participación en la política,
cooperativas y actividades económicas. Esta política no solo mejoró la equidad
de género, sino que fortaleció la economía comunitaria al involucrar a todas
las capas de la sociedad en la producción y gestión local.
Culturalmente, Sankara fomentó el uso de lenguas africanas en
la administración y en la educación, promovió la vestimenta tradicional como símbolo
de identidad y apoyó el desarrollo de las artes y del cine nacional. Además, su
énfasis en la educación, la salud pública y la protección del medio ambiente
sentó las bases de un modelo de desarrollo integral, donde la mejora material
se vinculaba a la conciencia social y la responsabilidad ciudadana.
“Su imagen y frases célebres
han sido estampadas
en carteles portados
por jóvenes manifestantes
de la autodenominada “Generación Z”, protagonista
de las revueltas populares que han remecido
diversas capitales africanas en las últimas semanas”
Como vemos, el pensamiento sankarista se refleja en la
actualidad en estrategias de desarrollo autónomo, resistencia frente a la
presión económica internacional y políticas inclusivas que priorizan la
educación, la salud y la participación ciudadana. Hoy, jóvenes líderes y movimientos
sociales suelen citar a Sankara como referente ético y político en campañas
contra la corrupción y la dependencia externa. Su imagen y frases célebres han
sido estampadas en carteles portados por jóvenes manifestantes de la autodenominada
“Generación Z”, protagonistas de las revueltas populares que han remecido
diversas capitales africanas en las últimas semanas.
Treinta y ocho años después de su asesinato, Thomas Sankara
sigue siendo un símbolo de dignidad y soberanía en África. Sus ideas continúan guiando
a líderes y ciudadanos comprometidos con la construcción de un continente
libre, justo y unido, demostrando que la emancipación africana depende de la
acción colectiva, la coherencia ética y la recuperación de la identidad y los
recursos africanos.

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