GAZA:
PIEZA CLAVE DE LA GEOPOLÍTICA MUNDIAL
El Tipo de colonialismo que pesa sobre el territorio de
Palestina, desde hace más de setenta años, es un colonialismo de ocupación que
se distingue del viejo colonialismo por ser uno desarrollado por potencias económicas
capitalistas. En este sentido, Palestina sufre el imperialismo colonialista que
no solo expresa una política de conquista de territorio, sino sobre todo el
dominio del capital financiero en particular y del capitalismo monopolista en
general.
Lo que estoy señalando no proviene de un aburrido análisis
teórico, sino de las conclusiones de un documentado informe elaborado por la
valiente Relatora Especial de las Naciones Unidas para los Territorios de
Palestina, la abogada y académica italiana Francesca Albaneses, quien indica
que son 48 empresas que cotizan en la Bolsa de Valores de Nueva York, las
principales que se están beneficiando: del genocidio en Gaza, de la ocupación
del territorio palestino y de la construcción de asentamientos ilegales para
los colonos israelíes. Las dos gestoras de fondos de inversión más importantes
del mundo: BlackRock y Vanguard, son las principales inversoras detrás de esas
48 empresas.
La ocupación de Palestina (Gaza y Cisjordania, incluyendo Jerusalén
oriental) por el colonialismo financiero, cumple con funciones fundamentales
para la lógica del capitalismo expansionista que busca el reparto del mundo en
materia geopolítica, militar, energética y de acumulación de capital.
“Son 48 empresas que
cotizan en la bolsa de Nueva York,
las principales que se
están beneficiando: del genocidio
en Gaza, de la ocupación
del territorio palestino
y de la construcción de
asentamientos ilegales”
Primero: Militarmente, la Palestina ocupada por Israel
representa un enclave de los Estados Unidos en la región del Norte de África y
Asia Occidental. Israel, al igual que Japón o Corea del Sur, permite la
proyección del poder y disuasión de Washington ante un conflicto global o
regional. Israel, como enclave militar, es fundamental para mantener la
presencia militar estadounidense en la región, facilitando operaciones y reforzando alianzas, así como para contrarrestar amenazas y proyectar influencia.
Segundo: En materia de política energética, Israel como
enclave militar norteamericano representa una “cabeza de playa”, para la
entrada, control y ocupación de una de las regiones del mundo con mayores
reservas de recursos energéticos: la Península Arábica, el Golfo Pérsico, el Mar Caspio y Asia Central.
Tercero: Israel es un Estado que impide el desarrollo de las
naciones árabes y una fuerza desestabilizadora en la región, particularmente
contra Irán, quien controla el estratégico Estrecho de Ormuz. Sus constantes intervenciones
militares contra infraestructura estratégica en Irán, Líbano, Irak, Yemen o
Siria son expresión de esta política de bloqueo y desestabilización.
“Israel como enclave
militar norteamericano
representa una “cabeza
de playa”, para la entrada,
control y ocupación de
una de las regiones
del mundo con mayores
reservas
de recursos energéticos”
Cuarto: El carácter militarista del ente ocupante de Israel
representa un mercado muy lucrativo para el complejo industrial militar norteamericano.
La ayuda militar de Washington a Tel Aviv fue de 26 mil millones de dólares entre
los años 1999 y 2008, y entre 2008 y 2018 de 30 mil millones de dólares y de
2019 a 2028 se tiene programado que sea de 38 mil millones de dólares. Tan solo
en el año 2003 el gasto militar de Tel Aviv fue ascendió a 26 mil 400 millones.
Todo este despilfarro militarista beneficia al complejo industrial militar de
Estados Unidos. Empresas como Boeing, General Dynamics, Lockheed Martin y Northrog
Grumman; son quienes suministran equipos para los aviones de combate F-35 o
misil Tamir que utiliza el sistema anti-misil israelí (Cúpula de Hierro). Estas
cuatro grandes corporaciones militares son las principales subsidiarias de la
maquinaria de guerra sionista.
Quinto: Representa nuevos campos para la acumulación de
capital por medio de la reconstrucción y construcción de un nuevo centro turístico
en la devastada Franja de Gaza. Igual que pasó con el plan de reconstrucción de
Irak tras la ocupación norteamericana en el 2003, conocido como el Plan Bremer,
Trump pretende ahora, beneficiar a las empresas contratistas norteamericanas con
la “reconstrucción de Gaza” y su conversión en un centro vacacional.
“Representa una lucha anti-imperialista
y contra el capital financiero, de aquí la importancia
histórica de la heroica resistencia palestina
y de Gaza en particular, como pieza clave
de la geopolítica mundial”
De esta forma, con la ocupación de Palestina por parte de Israel,
se estarían consagrando los intereses militares, geopolíticos y económicos de
los Estados Unidos en la región del Medio Oriente, configurándose así, la
institucionalización del capitalismo colonial.
En este sentido, la lucha del pueblo palestino por la recuperación
de su tierra y liberación nacional no solo es contra el ente ocupante de
Israel, sino representa una lucha anti-imperialista y contra el capital financiero,
de aquí la importancia histórica de la heroica resistencia palestina y de Gaza
en particular, como pieza clave de la geopolítica mundial.
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